"Drama del tiempo y el espacio"
Olvidate todo lo que creías saber sobre ciencia ficción porque lo último de Christopher Nolan rompe con todos los moldes del género. Para la mayoría de nosotros cuando pensamos en el espacio, pensamos en máquinas y teoría pero nunca en drama. En la ciencia ficción tradicional no hay emociones ni lágrimas, de hecho los personajes ni siquiera se molestan en tener una familia. Pero este caso es diferente. Una nueva ciencia ficción nos muestra el costado humano que jamás habíamos visto y se convierte en una obra de arte sublime.
El protagónico del ganador del Oscar Matthew McConaughey es sin duda uno de los platos fuertes. Empezó como prácticamente un modelo, pero hoy en día es uno de los mejores actores de Hollywood; como si fuera por arte de magia. Probó que sabía hacerlo en “Dallas Buyers Club”; y aquí una vez más, nos conmueve. ¿Van a llorar? Probablemente. Nadie esperaba eso de la ciencia ficción. Por otro lado, Anne Hathaway, otra ganadora del Oscar, es la contraparte de Cooper, el personaje de McConaughey. Está a la altura. Para ellos el corazón manda, y realmente emociona.
Por otro lado, Wes Bentley (quizá lo tengan de “Los Juegos del Hambre“), David Gyasi y un cameo de Matt Damon completan el equipo del espacio exterior. Una de las cosas baprendemos pronto de la ciencia ficción normal (y el cine en general) es que el actor que más vende siempre es el último en morir, o sobrevive. Bueno, no. Aquí nadie está seguro, otra de las grandes transgresiones que el guión de los hermanos Nolan hace al género. Entre el drama familiar y el peligro de que tengamos que despedirnos de los personajes que llegamos a amar en más de dos horas y media, nos tiene al borde del asiento de suspenso.
Por otro lado, el equipo terrestre está conformado por Michael Caine, que vuelve a trabajar con Nolan después de encarnar a Alfred en la trilogía de Batman; y Jessica Chastain, una actriz que recién aparece alrededor de la mitad de la película. ¿Raro, verdad? Estamos acostumbrados a tener a las estrellas de principio a fin, en definitiva es el mismo caso que antes. Otro molde roto para un director que desafía las reglas implícitas del séptimo arte. Lo mismo ocurre con Matt Damon, que tiene un tiempo prudencialmente corto en pantalla y ni siquiera está en los créditos. Si viniera un director a decirme “Hey, hice una película con Matt Damon pero no puedo decir que es Matt Damon”, me preguntaría si está mal de la cabeza.
Probablemente antes de ver esta película quieran leer “Breve Historia del Tiempo y el Espacio“, de Stephen Hawking (sí, soy nerd, ya sé), porque Christopher Nolan también lo leyó. El espacio de Nolan no es imaginario, es la teoría de Hawking; que en algunas de sus partes no están probadas sino que son pura teoría. Sin embargo, todo es científicamente posible de ocurrir, y eso es lo que hace el guión tan fascinante y espeluznante a la vez. El gran ejemplo de esto es el tema del tiempo. Es afectado por el magnetismo, por eso transcurre más lento cuanto más cerca de los centros magnéticos. Eso no se le ocurrió a Nolan, sino a Hawking, y está de hecho comprobado. Es así, y por eso es tan desconocido y aterrador. ¿Además querés basar tu película en las teorías de Hawking pero jamás mencionarlo? Ok.
Romper tantas reglas de esta manera es un salto de fe. Seguramente no habrá faltado quien le dijera a Nolan que estaba mal de la cabeza. Y este salto de fe le iba a costar 165 millones de dólares, según IMDb. Lo primero que diría es, con su permiso, que tiene unos huevos impresionantes. ¿Loco o genio? Genio. Es sublime. Denle a este director el Oscar. A Matthew McConaughey y Anne Hathaway denles más Oscars. Es todo hermoso, las actuaciones nos conmueven, los efectos son impresionantes pero no excesivos, la historia de ciencia ficción-drama es una genialidad.
No esperaba algo tan excepcional, tan superior. En cincuenta años los estudiantes de cine van a estudiar con esta película cómo se hacen las cosas. Sencillamente es perfecta.
Agustina Tajtelbaum