Interestelar

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

EL BALLET CÓSMICO HA EMPEZADO

Creo que Christopher Nolan puede ver cosas que otros no ven. El futuro, por ejemplo. Antes que nadie supo hacia donde tenía que dirigirse el cine de superhéroes para ser tomado en serio, fue capaz de lograr éxitos en taquilla sin venderse a ideas convencionales y contrató a Matthew McConaughey en su etapa pre Oscar por DALLAS BUYERS CLUB (2013) y “True Detective”. Por eso me da un poquito de cagazo ver que, para su nueva película, este elegante realizador presentó un futuro que se ve tan nefasto como real, un futuro polvoriento en que la Tierra se ha quedado sin comida y sin esperanzas. En ese escenario comienza INTERESTELAR (INTERSTELLAR, 2014), el siguiente film de ciencia ficción del responsable de EL ORIGEN (INCEPTION, 2010), quien vuelve a impactarnos con esta obra cinematográfica épica, profunda y ambiciosa ¿Es perfecta? ¿Es todo lo que esperábamos que sería? ¿Es la nueva 2001: ODISEA DEL ESPACIO (1968) como prometían algunos? No, no y no, pero eso no le quita que sea un brillante film que impactará y emocionará al adicto a las buenas historias que llevás dentro. Y apuesto a que Nolan vio venir eso.

La historia de INTERESTELAR sigue los pasos de Cooper (McConaughey), un piloto convertido en agricultor que lucha por mantener a su familia a salvo en un mañana poco alentador. Cuando se cruza en el camino del Dr. Brand (Michael Caine) y su hija (Anne Hathaway), se le presenta la oportunidad de pilotear una expedición espacial que podría salvar a su familia y a la humanidad, aunque para hacerlo deberá abandonar a sus hijos Murph y Tom. Su misión consiste en cruzar un agujero de gusano para ir en busca de un nuevo planeta que la raza humana pueda habitar. La premisa de la historia ya es lo suficientemente interesante como para cautivar de principio a fin. Si a eso le sumamos las impecables actuaciones de su elenco y fotogramas que nunca antes habían sido vistos en un blockbuster de este calibre, estamos ante una película que definitivamente quedará impregnada en la mente del espectador.

Al ritmo de otra espectacular banda sonora de Hans Zimmer –y de momentos de completo silencio–, Nolan nos muestra su propia visión del espacio exterior y no defrauda. Todo lo que vemos allí arriba es cautivador y hermoso, o estruendoso y atemorizante. Haciéndome olvidar por un momento lo que GRAVEDAD (GRAVITY, 2013) le hizo a mi presión arterial, INTERESTELAR es la definición más literal de ópera espacial. Como director de orquesta, Nolan mueve la batuta y hace un asombroso uso del sonido y de la cámara para crear momentos de suspenso, adrenalina y misterio que llevan al espectador más allá de lo conocido o de las fronteras de su imaginación, rodeándolo con imágenes demasiado únicas o demasiado bellas como para no afectarlo –el cruce a través del agujero de gusano o algunas escenas llegando al final, por ejemplo–. Pero no solo por los bonitos planos se lleva las palmas. Los momentos de acción y tensión espacial son fabulosos y probablemente también dejarán satisfechos a aquellos que solo querían ser entretenidos con naves y explosiones. Pero INTERESTELAR es muchísimo más que eso.

Entrando a la sala, sabía que no me encontraría solamente con cine de entretenimiento. Tratándose de Nolan, la mayoría de sus films siempre empujan los límites de Hollywood para dejarnos con algo más que solo un buen rato dentro de la sala, e INTERESTELAR no es la excepción. Los temas que Nolan plantea –o intenta plantear– son algunos asombrosos, otros ambiciosos y uno o dos algo descabellados. No todas esas ideas encajan a la perfección o son planteadas de la manera más correcta o sutil, pero no hay dudas de que saldrán del cine hablando sobre ellas, frotándose la cabeza intentando entender la Teoría de la Relatividad implicada a viajes interestelares y quedándose perplejos ante los homenajes a 2001: ODISEA DEL ESPACIO y otros clásicos de la ciencia ficción que dan paso a personajes (¡Un capo el robot TARS!) y secuencias que posiblemente dividirá al público en dos, entre los que alaben su osadía narrativa y originalidad visual, y aquellos que la desaprueben haciendo uso del “¡¿Qué carajo acabo de ver?!” repetidas veces. Pero lo curioso es que, aunque INTERESTELAR está llena de conocimientos científicos, no es en realidad una película sobre ciencia. Todo lo contrario. En una movida muy madura, Nolan habla sobre temas mucho más complejos y universales: Todo aquello que nos hace humanos. Así que, si no captaron del todo la Ley de Murphy o la razón que hace que un agujero de gusano se vea esférico, no desesperen. INTERESTELAR es en realidad un emotivo y poderoso relato sobre la supervivencia, la esperanza, los ideales pioneros que llevaron a nuestra especie a evolucionar y, más que nada, sobre la única fuerza en el universo que trasciende el espacio y el tiempo: El amor. Siendo consciente de esto, Nolan abarca el primer acto de su film (el mejor de los tres) construyendo personajes y relaciones (en especial la de Cooper y Murph), logrando que nos involucremos mucho más en esta odisea que emprende el protagonista. Apoyado por excelentes interpretaciones de McConaughey, Hathaway, Caine, la pequeña Mackenzie Foy y Jessica Chastain, el relato adquiere una fuerza emocional y una calidad que sobrepasa su etiqueta de aventura cósmica.

Sin embargo, dije antes que INTERESTELAR no es perfecta y lo decía en serio. Aquí no voy a hablar de actores desaprovechados, de pequeños clichés del cine de astronautas en los que cae o de ciertos diálogos que no suenan como una persona normal hablaría. Me pondré mucho más quisquilloso. La disfruté muchísimo –y la alabaré eternamente por su calidad técnica y sus actuaciones–, pero sí noté ciertas fallas en la narración. La nueva película de Nolan no es como BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE (THE DARK KNIGHT, 2008), MEMENTO (2000), EL GRAN TRUCO (THE PRESTIGE, 2006) o EL ORIGEN. Aunque sí lo intenta, INTERESTELAR no se siente como un complejo rompecabezas pensado de principio a fin, en el que cada pieza encaja en su lugar hasta revelar una imagen mayor, imposible de ver hasta un segundo antes de que empiecen a correr los créditos. El ritmo es inconsistente, disparejo y da la sensación de ser una historia trazada al azar, al punto que a veces olvida cuál es su foco e introduce conflictos nuevos sin previo aviso. Varía, avanza y se ralentiza mientras nos lleva de la Tierra al espacio, para luego mostrarnos paralelamente ambos escenarios. A veces despierta mi curiosidad porque no puedo predecir que va a pasar, otras me distrae o no me atrapa lo suficiente debido a que lo que vemos en nuestro mundo no es tan interesante como lo que vemos en los mundos que Cooper visita. Como resultado, los tres actos del film no parecen estar tan unidos o equilibrados, y esto hace que INTERESTELAR flaquee.

Sin embargo, es en el final cuando los problemas se vuelven más evidentes. Los giros inesperados que va construyendo de a poco –aunque son algo rebuscados si lo piensan en profundidad– me parecen interesantes, visualmente únicos y muy arriesgados, por lo que me saco el sombrero ante Nolan. Pero es en esas escenas cuando el director saca lo peor de sí mismo. A Nolan no le gusta dejar nada abierto o para la interpretación del público, pero atar cada hilo y explicar cada incógnita antes de que la historia llegue a su fin puede resultar difícil. Es entonces cuando el realizador hace uso de un recurso bastante barato: Explicar casi todo por medio de los personajes hablando solos o entendiendo cosas por su cuenta. Son salidas fáciles para hacerle entender al espectador qué está pasando, cuando muchas veces es la sensación de lo desconocido o de misterio no resuelto lo que vuelve a un film incluso más interesante. Si bien quedan algunos cabos sueltos, Nolan decide cerrar cada puerta que abrió por su cuenta, sin darnos lugar a que nosotros llenemos esos espacios vacíos. Cuando un guión hace eso, es mejor que tenga bajo la manga un final digno. Y el de INTERESTELAR tal vez no sea el más coherente, el más emocionante o el más satisfactorio.

Pero por más crítico que pueda ponerme, nada puede sacarle a Nolan el mérito de lograr algo distinto dentro de un cine que cada vez muestra más ambiciones monetarias que creativas. Contar historias originales sigue siendo lo que este director mejor hace. Tal vez para algunos INTERESTELAR sea demasiado absurda, demasiado cursi o demasiada paja visual, pero en el fondo de ella encuentro algo puro: Una historia sobre el amor entre un padre y su hija, y sobre cómo en ese amor probablemente se encuentre la clave para responder una de las preguntas más importantes de la humanidad: ¿Por qué estamos en el universo? Nolan, con su visión de ambicioso contador de historias y de premonitor, propone que tal vez estamos aquí para amar y nada más. Amar a nuestras familias, amar a nuestro planeta y amar al cine.