¿Qué le queda a un director una vez que logró que su nombre por sí solo venda una película, una vez que se consagró en el panteón – aunque sea momentáneo – del olimpo hollywoodense? El próximo paso será hacer una película enorme, una especie de declaración cinematográfica para la posteridad. Algo de eso es Interestelar, el opus más reciente de Christopher Nolan.
Film de ciencia ficción, apocalíptico, de viajes a lo espacio, existencial, y por qué no algo metafísico también. El director junto a su hermano Jonathan vuelven a escribir un guión en el que sobresalen ante todo el accionar humano y su desarrollo psicológico.
La historia comienza en un futuro cercano, el Planeta Tierra está a punto de colapsar debido a determinadas condiciones meteorológicas y la escasez de recursos de todo tipo; todo está punto de ser convertido polvo y llevárselo el viento.
El protagonista es Cooper (Matthew McConaughey) un ingeniero espacial que vive con sus hijos y su padre (John Lithgow) en una granja. El hombre pasa sus días entre sembrar y recolectar maíz y hacer investigaciones espaciales de aficionado junto a sus pequeños hijos.
Pero durante esas investigaciones, terminará descubriendo un proyecto secreto de la NASA que descubrió agujeros espaciales que le permitirán viajar más allá de nuestro sistema solar en busca de un planeta para lo que será el futuro de la civilización terrestre.
Cooper será convocado a integrar esta misión como astronauta, y junto con él viajará una tripulación comandada por la Dra. Amelia Brand (Anne Hathaway).
Por supuesto, las cosas no saldrán tal cual lo previsto, se complicará más de lo previsto, y de ahí en más todo tomará un destino incierto; dejando Cooper a muchos de sus seres queridos desamparados.
Interestelar es ante todo un drama sobre las relaciones humanas y las reacciones ante la pérdida, algo a la manera de Impacto profundo. Pero con el correr del extenso metraje de dos horas cincuenta minutos, la historia se irá ramificando y tomará otros ribetes que la agigantarán, demasiado.
¿Puede un film ser más que un film y convertirse en un manifiesto sobre posturas existencialistas? No lo sabemos, pero el nuevo film del director de Memento lo intenta.
Hay cuestiones que implican las idas y venidas en el tiempo, la visión del pasado mezclada con el futuro, la posibilidad de conocer algo superior, de ir a lo desconocido y cómo afrontar lo incierto y las situaciones adversas. Todo esto es demasiado para un solo argumento, aún uno que casi dura tres horas.
De tono lento acrecentado por la omnipresente melodía de Hanz Zimmer para remarcarlo todo, Interestelar es efectivamente un film enorme, pero de consistencia blanda.
La excelente fotografía que nos recuerda a 2001 Odisea en el Espacio a la Solaris de Sodherberg, las interpretaciones correctísimas generales a las que hay que sumar a Jessica Chastain, Michael Caine, Ellen Burstyn, Casey Affleck, Matt Damon, y Wes Bentley en una película que no termina jamás de incorporar personajes que tiene algo para decir. Todo esto suma, y mucho, pero se opaca ante el ralentismo que ocupa la escena pasada la primera media hora del film.
Visualmente si bien no será novedosa, sí resulta impactante, y hasta algunos puedan hallar ciertos aciertos en los distintos manejos temporales.
A la manera de Carl Sagan el film hace postulados teóricos sobre la física espacial de modo serio y catedrático, arrojados al espectador supuestamente para que entienda y se le dé un marco de verosimilitud a lo demostrado; postulados que en verdad se refieren a hechos erráticamente incomprobables y debilitados por ciertas inconsistencias en la continuidad de las escenas.
De este modo, Interestelar se erige como varios films en uno, sobre todo, como uno que pudo ser, y por las grandilocuencias del hecho quedó a mitad de camino, el de la gran aventura interespacial.