En el mundo Nolan no existe la fantasía. Todo debe tener su razón realista y científicamente comprobada. Y si aparece algo fantasioso, lo hace para justificar aquellas cosas que todavía no poseen alguna explicación. Nolan es un gran director e "Interstellar" es la exteriorización más profunda del nerd que lleva adentro. Una propuesta tan desconcertante como apasionante, pero, sobre todas las cosas, un poema cinematográfico sobre el amor.