Cuando uno piensa en el término que define esta cinta, encuentra rápidamente una explicación correcta sin necesidad de relacionarla con la acepción musical: el interludio es un tiempo entre fase y fase, de presunta inactividad pero donde muchas cosas suceden, sin ser estridentes ni visibles.
Pero están. Esa sería la definición más adecuada para la ópera prima de Nadia Benedicto, la construcción de una historia donde lo central, es transcional.
La trama nos presennta a Sofía (Leticia Mazur) , una mujer sola con dos hijas que decide hacer un corte e el proceso que vive y partir a una playa fuera de temporada (fue rodada en la Lucila del Mar). Allí, vivirán algunos días de descanso y reflexión, que las harán crecer como familia.
El universo discursivo es el de una separación dolorosa (el de la mamá), en sintonía con la curiosidad y el despertar sexual de la hija mayor (una adolescente) y las travesuras que puede desplegar la más chiquita.
No hay demasiado misterio en esta historia simple, de silencios y mar que Benedicto utiliza como vehículo para mostrar algunas de las ideas que la atraviesan en este tiempo.cción de actores es correcta y el trabajo de Mazur es destacado, en un escenario desprovisto de emociones fuertes, mediado por algunos anécdotas pequeñas y cierta tendencia a la evasión de lo que expresar lo que subyace y tiene fuerza, pero que debe permanecer oculto en la dinámica familiar.
Correcta y simple, "Interludio" es otra de las alternativas con los que el indie nacional se renueva en esta semana.