Al ver la película que dio puntapié inicial al Festival de Cine Inusual 2015 en Buenos Aires, Internet Junkie, se me vino a la cabeza una entrevista que le hicieron al director. Ante la pregunta:
¿A ti te ha pasado quedarte encadenado a alguna de estas tecnologías?
Ah sí; yo soy el primer ‘Internet Junkie’ del mundo y me doy cuenta de mi adicción. Por eso mismo ni tengo Facebook, ni Skype, ni Twitter, pero ya sólo entre los e-mails, la información que puedo leer y los vídeos que puedo ver, me puedo tirar diez horas sin darme cuenta y noto que es algo negativo, no lo veo como algo positivo. (Link Entrevista)
Esa respuesta es importante para entender a “Internet Junkie” y la satírica crítica que hace de las relaciones humanas mediadas por la red de redes. Porque si bien el desarrollo de las acciones está bien armado, los personajes son bien claros y hay varios momentos muy cómicos, en el fondo, la Internet de la cual está hablando Alexander Katzowicz se asemeja más al estado de la red en 2006-08 que a la ultra conectada Internet actual de los celulares, las apps y redes sociales como protagonistas.
Por un lado, eso no evita que el relato mantenga cierta actualidad, por compartir el mismo universo y las obsesiones de los usuarios. Pero se nota en los detalles que no parece ser un film contemporáneo, por ejemplo en el momento de una imposibilidad de utilizar el “Messenger” en la computadora, no lo pueda hacer desde el celular. Le faltó incorporar nuevas obsesiones como la selfie, el retrato constante de la vida cotidiana para su propia comunidad, o a Tinder como medio de levante, etc.
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Más allá de ese detalle, el guión de Internet Junkie lo hace un film entretenido y gracioso, las actuaciones de los diferentes protagonistas le otorgan a las situaciones la frescura para que el espectador disfrute en la sala. La película conecta una serie de hechos que involucran un coronel (Antonio Birabent) que se encuentra con varias mujeres que conoce por internet; una familia mexicana que comparte el hecho de estar pegados a la compu las horas que están despiertos; un hombre en Tel Aviv cuya sabiduría es brindada por Youtube, pero continúa viviendo con su familia sin trabajar porque desprecia el mundo en el que vive; y una pareja de novios cuya vida se ve complicada por la forma de financiamiento online que ella utiliza.
La mayoría de las escenas fueron hechas en interiores, ahí es donde los protagonistas se mueven más cómodos y sin problemas, en cambio en las pocas escenas que son en exteriores, el ambiente es hostil, difícil e incomodo para los personajes. Como una metáfora de lo que significa Internet para el director, porque a pesar de todo, él mismo reconoce las virtudes y los efectos negativos que la red otorga a las relaciones y emociones humanas.
Pero, nuevamente, esa alienación, esa distancia con la emoción humana y el miedo al mundo exterior por la comodidad del click queda como una crítica de Internet que ya oímos, y por lo tanto, no agrega mucho más para reflexionar. Quizás lo más grave es que ya naturalizamos los defectos de los personajes que el film exhibe, que ya no nos chocan, que se hicieron tan habituales que no sorprenden. Si bien continúa siendo una gran exageración, es más común de lo que los sentimos. Ahí quizás está la virtud de Internet Junkie como crítica, en que entendamos que lo que vemos ahí no es algo nuevo, sino que está muy instalado en nuestras sociedades. Mucho más de lo que pensamos. Si no, vean la película y piensen en el nuevo gran personaje mediatico de este país.