Gastón Solnicki cristaliza la excentricidad de la figura de Hans Hurch, crítico de cine y director del Festival Internacional de Viena, plasmando lo singular de su figura. Este homenaje a su amigo fallecido encuentra varios puntos en común con anteriores incursiones del cineasta: se aprecian las huellas autorales, así como un regreso a lo más emotivo de su obra.
En el sentido menos tradicional, el realizador se arriesga a contar la historia de una persona, desde un personalísimo punto de vista. En palabras del autor, aquí “no hay un verosímil establecido que el espectador tenga que decodificar, sino que el propio público asignará valor al contenido”. Se trata de un film sumamente ambiguo. Por lo cual, el espectador completa el recorrido de la obra asignándole un valor a cada situación mostrada.
Si bien la película no intenta retratar la ciudad desde un lugar de preponderancia, el autor codifica a través del encanto de la misma y la guía musical que da nombre al film el encanto de este paraíso de la Europa del Este como marco exponencial. Conformándose ambas como elecciones estéticas notables para acompañar al retrato principal. De manera que, lo espectral toma cuerpo a través de la música para trascender lenguajes y géneros e ingresar en un terreno donde lo implícito y el desdoblamiento del discurso audiovisual enriquecen la propuesta.
Destinado a un público de fino paladar y apostando a un cine que circule fuera del circuito de cine comercial, Introduzione all Oscuro no le teme a la competitividad en festivales y ciclos especiales (será proyectada en el MALBA), tomando riesgos estéticos ambiciosos y saliendo airoso de los mismos.