Balas por cabezas
Esa parece ser la premisa principal de Invasión del mundo. Batalla - Los Ángeles. Ofrecer un relato plagado de disparos, secuencias grandilocuentes y puro efecto generado por computadora, a cambio de dar una inmensa publicidad sobre la importancia de formar parte del ejército norteamericano.
Vale decirlo, la película cuenta con secuencias realmente logradas y un impecable trabajo técnico a cargo del equipo que encabeza el director sudafricano Jonathan Liebesman (responsable de La masacre de Texas: El inicio). Aunque eso es lo único que ofrece.
La historia muestra al sargento Michael Nantz (Aaron Eckhart) como un marine dispuesto a retirarse tras 20 años de servicio, que incluyen un trágico hecho del cual fue el único sobreviviente y, para algunos, responsable. Poco después de recibir la notificación de su baja, una serie de naves comienzan a aterrizar en distintos puntos del planeta con intención de conquistarlo. Allí es donde Nantz deberá realizar una última misión, que también sirva para redimirlo de las culpas que carga.
Entre la enorme cantidad de títulos sobre el advenimiento alienígena que existen, Invasión del mundo. Batalla - Los Ángeles realmente brinda poco. De hecho, su estructura narrativa, un montaje híper estimulante (por momentos confuso) y el manejo de la cámara, recuerda más a cintas bélicas que a otros títulos de ciencia ficción pura.
Para colmo de males, el guión de Christopher Bertolini no deja de lado ningún estereotipo: el sargento con un pasado cargado de culpas, los soldados que dejan a sus mujeres embarazadas por luchar contra la amenaza en cuestión, el inmigrante que pierde la vida tras un acto heroico, y hasta un personaje que se inmola para salvar al resto.
Con una primera parte mucho más interesante por su formalidad técnica, Invasión del mundo. Batalla - Los Ángeles tomará caminos de supuesto drama, como una ridícula bandera del moralismo con mensaje subliminal –o no tanto- de los poderes sociales más importantes de Estados Unidos.
Queda dicho. Si en décadas atrás las constantes intimidaciones europeas servían al Tío Sam para promover un mensaje pro-belicoso, hoy los malos vienen de otro planeta. Sin pensar demasiado en el entretenimiento banal que puede resultar la película, sí resulta más fácil asimilar la idea del “join the army” para honrar a la patria. En fin, la oportunidad de mostrar un par de balas para sumar algunas cabezas.