En los últimos años algunos estrenos buscaron dar vida a un género como el de la ciencia ficción con invasiones extraterrestres que ya estaba agotado. Películas como Cloverfield y District 9 trataron de recuperar aquello que se había perdido a fuerza de repetición. El caso de Battle: Los Angeles lejos está de ser revolucionario, más allá de tener algún toque de distinción en las secuencias de acción o en la narrativa, no deja de ser una historia más que se suma a una larga lista de relatos parecidos.
Esta se enfoca en un grupo de marines, liderados por un Aaron Eckhart que ya es actor suficiente como para rodearse de desconocidos en un papel así, los cuales van en misión de apoyo y quedan atrapados en medio de la zona caliente del conflicto momentos antes de que esta sea arrasada por bombas propias. La pelea entre humanidad y extraterrestres se ve reducida entonces a sólo una faceta, la lucha de los soldados para salir con vida de esa situación, aspecto que tendrá un giro y otra resolución hacia el final. Es que si hay un componente extra que ofrece la película es el de transpirar patriotismo estadounidense por cada uno de sus poros. Lo sabemos, en la última década se produjo el golpe más duro, una invasión externa sobre suelo norteamericano que más allá de las bajas los mostró vulnerables, entonces qué mejor metáfora que un ataque extraterrestre para que el espíritu de los Estados Unidos surja en el interior de cada marine, incluso del más insignificante, dispuesto a entregar todo por su país. Este aspecto quedará en evidencia con una larga introducción a cada personaje, que tienen sus vidas, esposas o hijos en camino, pero que llegado el momento del combate ninguno pensará en ellos y se ofrecerá en bandeja a la causa nacional, incluso un civil llegará a hacerlo, regalando un desenlace como en The Hurt Locker / Vivir al límite sólo porque sí.
Jonathan Liebesman sigue su propio ritmo a la hora de construir Invasión del mundo, mezclando buenas secuencias de acción a toda marcha con escenas del peor sentimentalismo militar. No se trata de una película especialmente lograda, pero teniendo en cuenta que el guión de Christopher Bertolini es inexistente, mucho debe apoyarse en los combates y estos están bien realizados. El cine de ciencia ficción ha demostrado que puede ser mejor y, especialmente en los últimos años, que aún puede ser original. Para esto hace falta una buena idea que se aleje del clásico tradicionalismo y que deje de incluir banderas rojas, blancas y azules en cada cuadro, volviendo cada pieza musical un himno nacional.