Invasión Zombie (Train to Busan/Busanhaeng, 2016) es un eximio ejemplo de creatividad coreana sobre una nueva concepción del tan explotado cine de zombies, esta vez dentro de un tren. Como Terror a Bordo (Snakes on a Plane, 2006) Snowpiercer (2013), Narrow Margin (1990) e inclusive Non-Stop: Sin Escalas (Non-Stop, 2014), la acción se ubica en un espacio cerrado con movilidad, cuestión por la que el aprovechamiento espacial es milimétrico y las ideas al respecto abundan.
El film sigue a un grupo de personas en su viaje desde Seúl hasta Busan, escapando en tren de zombies que logran subirse a un vagón y así, en el trayecto, ir contaminando al resto de los pasajeros.
Como en toda película de estos monstruos, los zombies de TTB tienen sus reglas propias de metamorfosis, comportamiento y manera de ser liquidados.
Lo mejor que ofrece Train to Busan es que, a comparación con otros films de zombies, es autoconsciente, no se hace eco de lo políticamente correcto y es un film tanto hipnótico como dinámico.