Hace un tiempo un artículo en un medio de comunicación hablaba sobre el placer que genera el ver matar en la pantalla a gente en manos de otras personas. Si bien en el último tiempo series como “The Walking Dead” o “Fear the Walking Dead” exploraron este punto con un éxito descomunal, el cine debía una nueva visita al subgénero de films de zombies que es casi tan antiguo como el terror mismo.
“Invasión Zombie” (Corea, 2016) de Yeon Sang-ho es el claro ejemplo de una película que sabe que en el placer de género se puede cimentar, potenciar y consolidar una propuesta, en la que, más allá de sus lugares comunes, conflictos y giros, la estructura clásica propone una revisión sobre este tipo de historias sin menospreciar al espectador.
Porque también en el último tiempo hubo mucho de eso, de películas y series, y productos clase B, que al utilizar un presupuesto acotado, decidieron ir por el camino más fácil generando historias poco atractivas y sin la tensión necesaria para llegar finalmente a buen puerto.
La historia del film comienza con un dato importante para toda la narración, una pequeña niña, con sus padres separados, desea a toda costa poder ir a Busán para reencontrarse, el día de su cumpleaños con su madre.
Su padre, un exitoso empresario, CEO de quién sabe qué tipo de mega industria relacionada a la economía, le dedica poco tiempo y, por ejemplo, termina regalándole una vez más el mismo presente que años anteriores. En sólo esa escena en la que le entrega una nueva consola de juegos, la última, la más cara, todo el planteo del film se despliega antes que, la invasión del título termine por reforzar ese vínculo casi inexistente.
Decidido a revertir, en parte, sus ausencias, entonces, el padre decide llevar a la niña en tren al lugar que desea, y mientras ambos avanzan en el medio de transporte, su historia comienza a entrelazarse con la de otros pasajeros que también seguirán embarcados en un viaje en el que la única posibilidad de poder seguir con vida es la de luchar cada uno por sí mismo.
Si bien el conflicto está planteado desde el comienzo, con esta horda de zombies infectados por un extraño mal que hace que en minutos pasen de la vida a la muerte en busca de otros seres vivos para poder seguir adelante, la tensión irá en aumento con cada caso personal que Sang-ho va sumando al complejo entramado narrativo.
Una joven pareja esperando a su primer hijo, dos hermanas mayores que quieren estar juntas a toda costa, un grupo de béisbol en el que el amor entre dos de los miembros genera esperanza, un funcionario autoritario que toma decisiones por el resto, y una clara división de posiciones en el mismo tren entre aquellos que deciden aislarse sin querer compartir con los demás la seguridad de algún vagón y los que luchan a golpes con los infectados para poder seguir con vida.
Y en el avanzar del relato, y mientras seguimos los pasos de la niña y su padre y los aliados que van sumando al pasar, “Invasión Zombie” termina por construir una alegoría sobre la sociedad tal como la conocemos imposibilitando que, dentro de los vagones, un nuevo estadío o iluminación sobre la misma se pueda erigir.
Película de género con una lograda factura, habilidad de dirección y potentes efectos visuales, “Invasión Zombie” es una necesaria revisión de género que además puede permitirse el lujo de replantear reglas y generar un nuevo clima, necesario, para que su disfrute sea total. Sin dudas una de las películas del año.