La fórmula Eastwood: racismo, rugby y política
Al igual que en Gran Torino,donde exponía problemas raciales, en Invictus, el director Clint Eastwood sitúa la acción en la déada del 90, con la asunción de Mandela al poder. Y los personajes deslizan frases como “Soltaron a Mandela. El país cayó en desgracia” o “El puede ganar una elección, pero... ¿puede gobernar un país?”. Y de esta manera deja en claro lo que se avecina.
Poco después, el país celebró el campeonato del mundo de rugby, tras años de ser excluidos de las competiciones debido al apartheid. Evento que Mandela (Morgan Freeman) impulsó con la ayuda de la estrella de rugby Francois Pienaar (Matt Damon) para acabar con el odio existente durante décadas entre la población blanca y negra del país.
A lo largo de una trama plagada de intereses politicos, clima familiar desarmado y deseos integracionistas, Invictus tiene sus méritos y es rica en detalles: la forma en la que Mandela evita que nombren a su familia; la visita de Francois a la cárcel; el enfrentamiento con los maoríes o los dispositivos de seguridad que se montan para el gran partido. No es lo mejor de Ewastwood, pero brilla Morgan Freeman.
En síntesis, rugby, racismo y política, un cóctel a lo Eastwood.