Nelson Mandela acaba de asumir la presidencia de Sudáfrica. El país es un caos total, económica, política y socialmente. Pero éste líder se dará cuenta que para comenzar con el verdadero cambio no será útil comenzar por aquellas cosas que a simple vista parecen más urgentes, como la economía, sino que será esencial comenzar por lo humano: lograr la unión de la nación que ahora gobierna, que se encuentra dividida debido a las secuelas del apartheid.
De esta forma, se unen dos hombres con dos objetivos parecidos: Nelson Mandela, un presidente que debe rescatar un país de las ruinas; François Pienaar, el capitán de la liga nacional de rugby que debe reflotar a su equipo en completa decandencia. Ambos buscan lo mismo: fortalecer su liderazgo. El medio que elegirán para alcanzar su objetivo será lograr la unión de blancos y negros en Sudáfrica a través del lenguaje universal del deporte. Para ello, Mandela le dará todo su apoyo para que la selección sudafricana salga vencedora del Campeonato Mundial de Rugby de 1995.
Esta película merece una mención especial a la excelente interpretación de Morgan Freeman en el papel de Mandela. La caracterización y la actuación son impresionantes. La música juega un papel protagónico a la hora de crear climas. Aunque la fotografía no es excelente, la puesta en escena está muy lograda. Una falla: la extensa escena del partido final. Son más de 40 minutos de juego que podrían haberse reducido y haber logrado más agilidad. Sobre todo para quienes no son amantes del rugby, pero que sí están interesados en el film.
“Soy el amo de mi destino, y el capitán de mi alma”. Invictus es una excelente película para ilustrar el espíritu de este líder de finales del siglo XX, para quien lo humano está por sobre cualquier aspecto.