El nuevo film de Clint Eastwood, quien practicamente todos los años saca una nueva película, se basa en una historia real que mezcla drama y deporte.
Durante los últimos años se han intentado realizar distintas películas sobre Nelson Mandela, pero por una u otra razón ninguna se concreto.
Eastwood eligió esta historia sobre el Campeonato Mundial de Rugby de 2005, que Mandela vio como una oportunidad para intentar acercar a su gente, en un país dominado por el racismo.
No es una biografía de este líder ni muestra el lado político de su gobierno, sino que solo se enfoca en el deseo de Mandela de lograr un acercamiento entre blancos y negros a través del deporte.
Si bien el resultado es bueno, al material original le falta fuerza para transformarse en una gran película. Con todo lo que ha vivido Mandela, es raro que esta historia haya sido la que finalmente se adapto al cine.
Morgan Freeman nació para hacer este papel y es difícil imaginarse a otro actor en el rol. Su interpretación es excelente, la forma de caminar, la sonrisa y el acento son algunos de los modos que logra imitar perfectamente.
Hubiera preferido que su actuación se aprovechara en un film sobre la vida de este hombre.
Matt Damon no se parece mucho al capitán del seleccionado de rugby, pero saca bien el acento y logra la apariencia física de un jugador de ese deporte.
Aqui hay mucha escena de rugby que puede resultar aburrido para quienes no conozcan el deporte.
Igual Clint Eastwood presenta una película interesante, no solo por la relación entre Mandela y Pienaar, sino también por como elije mostrar el acercamiento entre blancos y negros a través de la historia de los guardias de seguridad del Presidente.