Invictus

Crítica de Ricardo Luque - La Capital

"Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma". Esas son las últimas palabras de "Invictus", el poema de William Ernest Henley que inspiró, según él mismo, a Nelson Mandela durante los 27 años que estuvo en prisión en Robben Island. Esas también son las palabras que inspiraron a Clint Eastwood para llevar al cine la novela "El factor humano", de John Carlin. El libro, la película, cuentan la forma en que Mandela se aprovechó de la pasión que el rugby despierta entre los sudafricanos para unirlos más allá de las diferencias raciales. La historia es chiquita, apenas una anécdota en la vida política de Sudáfrica, pero su significación es enorme. Por eso y por el talento narrativo de Eastwood, "Invictus" conmueve. Y lo hace sin golpes bajos, sin ser apologética, apenas contando las cosas como son, o mejor, como deberían ser.