Tras la muerte de su madre y quedarse sin parientes conocidos, Evie (Nathalie Emmanuel, de la serie Game of Thrones y la saga de Rápidos y furiosos) se hace un test de ADN y descubre a un primo lejano hasta ese momento desconocido. Evie es invitada por su recién descubierta familia a una fastuosa boda en la campiña inglesa. Allí se sentirá atraída por aristócrata anfitrión, pero nada es lo que parece y un horrible secreto se esconde en esa reunión. La natural actuación de la protagonista posterga el terror de la película en la primera parte de la película. Evie es la única mujer negra en el lugar, salvo por la servidumbre. Esto parece abrir una línea argumental con un subtexto social, pero la película no llega a profundizar ese aspecto, al menos no es coherente para hacerlo. La historia especula con el suspenso y el misterio durante demasiado tiempo, por lo que agota todo su interés antes de llegar al giro de la trama que la coloca por completo dentro del cine de terror. La película, llena de referencias muy obvias al Drácula de Bram Stoker, busca crear un clima pero, ya sea por obligación o por falta de talento, lo termina tirando todo por la borda. Luego de varios golpes efectistas la película se vuelve ridícula sin más.
Horror gótico sin inspiración. El cine de terror gótico tiene como una de sus principales y más reconocibles características el estar situado en un tenebroso y oscuro castillo de origen medieval, lógicamente ubicado en algún remoto de Europa. Será este particular espacio físico, por lo general filmado en penumbras, con una atmósfera insana, inquietante y hasta de ensueño todo el tiempo rodeándolo, lo que marcará el tono sombrío y de misterio al relato o trama a desarrollar. Su protagonista será una mujer, por lo general joven y bella, que llegará a este lugar para visitar a algún pariente y que seguramente ha tenido una reciente y trágica pérdida familiar, lo que la lleva a tener un estado emocional frágil y vulnerable. Invitación al infierno es una película de terror, dirigida por la realizadora Jessica M. Thompson, que cumple con todas las premisas antes mencionadas. Su protagonista es Evelyn (interpretada por la actriz Nathalie Emmanuel, vista en las últimas entregas de la saga Rápido y furioso o también en la serie de HBO Juego de Tronos), una joven estadounidense de origen humilde que ha perdido a sus padres y que descubre, gracias a un estudio de ADN, que tiene parientes ricos en Inglaterra. Es así como se contacta con uno de ellos, un primo segundo llamado Oliver (Hugh Skinner), que la invita a un castillo para participar de una boda y poder conocer al resto de la familia perdida. Entre estos se encuentra Walter (Thomas Doherty), un muchacho distinguido y muy atractivo, dueño de la gran mansión. A pesar del lejano vínculo, Evelyn y Walter se atraen desde el primer día, y nacerá entre ambos un vínculo amoroso. Pero la felicidad les durará poco ya que en la mansión se ocultan muchos secretos siniestros. Evelyn tendrá miedo, casi sola en la inmensidad del recinto, y tratará de averiguar qué es lo que pasa con su nueva familia política y tendrá que luchar para salir con vida del lugar. La realizadora y guionista australiana Jessica M. Thompson, lamentablemente porque la propuesta parecía interesante, no llega a deleitarnos con su Invitación al infierno. Por momentos su película es un atractivo cuento de terror, pero eso dura poco. Muchos de los personajes están mal desarrollados o ya los vimos en múltiples ocasiones en otros exponentes del subgénero. Encima los repentinos e inesperados toques de comedia que la directora nos ofrece, más que ayudar en la trama, la vuelven confusa por demás. Nathalie Emmanuel, una actriz que suele impactar por tener una fuerte impronta física, apenas llega a destacarse y hace lo que puede. La historia de amor (o de horror) que le toca vivir se vuelve casi ridícula, hasta diría poco creíble. La búsqueda de su identidad es una simple excusa argumental para situarla en un entorno de pesadilla. Lástima que el guion, a cargo de Thompson y Blair Butler, sea tan repetitivo y poco inspirado. Hay una película, Boda sangrienta (Matt Bettinelli- Olpin y Tyler Gillett, 2019), que presenta una historia similar, la de una joven y bella novia que está encerrada y enfrentando peligros en un castillo europeo, que tiene la suficiente destreza y fuerza que a esta Invitación al infierno le falta. En el punto de vista elegido hay un intento de renovación del subgénero de terror gótico clásico que no logra cristalizarse nunca. Fallida y tediosa: mala combinación.
Vuelta de tuerca feminista/femenina sobre el cuento de vampiros y vehículo para Nathalie Emmanuel, surgida de Game of Thrones y apuntalada por Rápido y Furioso. Por momentos, la cosa funciona bien: chica que descubre que el cuento de hadas consiste en vivir entre chupasangres y que corre riesgo. El cliché se impone y esperamos la próxima secuencia de terror y acción.
MÁS DISEÑO QUE HORROR Hay un momento donde, sin necesariamente sorprender, Invitación al infierno logra sacudir al espectador. Es una secuencia ya entrada la segunda mitad del metraje, donde la película muestra todas sus cartas y se deja llevar por lo que propone su relato, acercándose a lo perturbador. Pero son apenas unos minutos en un film demasiado preocupado por conectar con un público formado a partir de franquicias artificiales como La Saga Crepúsculo o 50 sombras de Grey. En el argumento de Invitación al infierno había también un obstáculo de base, ya que requiere una fuerte suspensión de credulidad, en el sentido de aceptar como creíble lo increíble. Tenemos a Evie (Nathalie Emmanuel, siempre tan bella como irreal), una joven de clase trabajadora luchando por terminar su carrera como artista en Nueva York, que tiene una única amiga, escasa suerte en el amor y que todavía no logra superar el duelo por el fallecimiento de su madre. Medio por casualidad, se inscribe en un programa y se somete a una prueba de ADN, para terminar descubriendo a un primo lejano de Inglaterra, quien la invita a una boda en su país. Hacía allí parte Evie, encontrándose en una mansión de ensueño -y también un poco inquietante- en medio de la campiña inglesa, fascinada con todo lo que ve, enamorándose casi a primera vista del encantador dueño de la propiedad y sin hacerle mucho caso a todas las cosas raras que ocurren en el lugar. Hasta que, obviamente, se revelan las verdaderas razones detrás de tan amable y espontánea invitación, cuando ya es muy tarde para escapar. Todo medio rebuscado y hasta inverosímil, pero sostenible en las manos adecuadas. Lamentablemente, no hay nadie medianamente capacitado al mando de la película. Si el guión de Blair Butler redunda en explicaciones y gasta demasiados minutos en llegar a lo que realmente tiene para contar, la directora Jessica M. Thompson filma todo con un tono que alterna entre lo meloso y lo efectista. De ahí que todo sea impostado y trillado, sin imaginación para crear atmósferas realmente inquietantes, más allá de algunas ideas sólidas, pero aisladas entre sí. Y, después de la vuelta de tuerca mencionada previamente, la película no levanta, todo vuelve a ser rutinario y predecible, hasta arribar a resoluciones tan tranquilizadoras como forzadas. Con una puesta más preocupada por los rubros técnicos -lo que más se termina destacando es el vestuario y la dirección de arte-, Invitación al infierno es puro diseño y casi nada de horror. Y encima trae una bajada de línea feminista totalmente tirada de los pelos. Lo que se dice cine de terror tan brilloso como efímero.
Invitación al Infierno es una película de terror interesante, que no aporta mucho, pero entretiene. En el link la crítica escrita completa y la crítica radial completa, más informal, en versión de audio o de video, en los reproductores de audio solo de Spotify, o de YouTube con video. Invitación al Infierno es una película de terror en donde la protagonista se siente sola al morir su madre, y de esta forma quedarse sin raíces; y al entrar en una aplicación de búsqueda familiar, encuentra que tiene toda una familia completa en reino unido. Viaja para ese lado a encontrarse con un primo lejano, y la reciben con honores en una mansión donde hay unos personajes misteriosos, y uno de ellos, el dueño de casa, tiene un gran poder y fortuna, y pondrá los ojos sobre ella. Allí habrá secretos ocultos, y lo que en un primer momento pareció una muy buena idea, y un muy buen anfitrión seductor; luego le hará correr peligro, cuando los oscuros secretos de esta familia salgan a la luz, y a su vez tienen un costado sobrenatural. Mejor no contar más que eso. La película funciona más o menos bien, pero no es un gran producto de terror, sobre todo en un año donde han salido muy buenas películas del género; es un filme que de aquí a un tiempo probablemente será olvidado. Sin embargo, tiene algunos buenos momentos, y tiene algunas partes dónde se genera tensión, y definitivamente entretendrá al espectador. No es una gran película, pero tiene escenas destacables, y en general entretiene. Una película de terror más, qué puede ser evitada, pero que, en caso de ser vista, tiene algunas cosas interesantes para ofrecer, entre ellas entretenimiento. Cristian Olcina