Abu Shadi vuelve a encontrarse con su hijo tras varios años sin comunicación. Lo que los une es el casamiento de Amal (Maria Zreik), la hija menor, haciéndolos cumplir con el ritual del wajib por el cual se dicta que serán ellos quienes tengan que ir a llevar las invitaciones de la boda, una por una y de manera conjunta. Sin deseos reales de hacerlo pero con un gran cariño hacia la futura esposa, el hijo sube al auto de su padre y comienzan con el largo paseo de más de trescientos sobres por entregar.