Siempre tendremos a Robert
Si Ud. tiene pensado ir a ver Iron Man 2 poco le importará lo que lea en estas líneas. Y si Ud. ya tiene decidido no ir a verla tampoco este texto le hará cambiar de opinión. Sin embargo, el estreno de esta secuela -que en la Argentina se estrena 8 días antes que en los Estados Unidos- tiene un alcance global y, por lo tanto, aunque tengan una incidencia cero, se irán publicando, una tras otra, cientos, miles de reseñas en blogs, sitios, diarios y revistas.
Comenzaremos diciendo, entonces, que Iron Man 2 es bastante decepcionante. No está mal, se deja ver, es "profesional", no es del todo aburrida, pero claramente está un par de puntos por debajo de la muy entretenida primera entrega, también dirigida por Favreau. Las set-pieces (escenas de acción con despliegue de CGI) no son particularmente inspiradas, los chistes efectivos son pocos, la tensión erótica con Gwyneth Paltrow esta vez es casi nula, las múltiples incorporaciones en el elenco (Don Cheadle, Mickey Rourke, Scarlett Johansson, Samuel L. Jackson) no lucen demasiado y, por lo tanto, en los 124 minutos hay unos cuantos que están de más.
Esperaba más humor y delirio de un guión firmado por el conocido actor Justin Theroux (uno de los responsables de esa joyita llamada Una guerra de película, de Ben Stiller), pero aquí todo luce bastante estructurado, y previsible, como concebido en función de cumplir uno por uno con los requisitos básicos del buen blockbuster marketinero (y, de paso, ya lanzar en pantalla la saga de Los Vengadores/The Avengers que se viene en mayo de 2012).
Pero (afortunadamente hay un pero) allí está el inmenso Robert Downey Jr. -el mejor superhéroe que haya dado el cine contemporáneo (vean sino Sherlock Holmes) para llenar de gracia, irreverencia, calidez, desparpajo y emoción una pantalla que luce fría y casi desprovista de ideas. Rey del timing, campeón de la one-liner, maestro del gesto exacto, RD Jr. hace que este discreto tanque de fogueo dispare unas cuantas balas de verdad y pueda dar varias veces en el blanco. Gracias, querido Robert. Vos sos un verdadero actor "de hierro".