Ese primer plano de la explosión de los trajes de Iron Man, con la voz en off explicativa del bueno del Tony Stark, que interpreta una vez más a Robert Downey Jr., marcan el tono de la película. Stark se encuentra en un momento de estallido emocional, errante, con ansiedad y ataques de pánico, pesadillas y la relación un poco complicada con Pepper Potts (una Gwyneth Paltrow que parece que nunca envejecerá), definitivamente contrariado, alejado de su empresa.
Un conflicto con un terrorista llamado El Mandarin, que hace atentados en USA y termina lesionando gravemente a su jefe de seguridad y amigo Happy Hogan (el gran John Favreau) despiertan y activan a Stark otra vez las ganas de confrontar, el self made man de nuevo hecho superhéroe, acido ante la prensa y a los bifes...