“Iron Man 3”, modelo de gran espectáculo
Lo mejor del personaje Iron Man es que está concebido para el cine de tal modo que permita un poco de todo, y en esta tercera película esta cualidad está potenciada al máximo. Es un gran espectáculo que incluye, por supuesto, mucha acción fantástica, pero tambien mucho humor, con momentos de comedia negra y comedia de enredos, sátira política y hasta escenas que parecen salidas de una película de terror.
Shane Black, director y también guionista, armó una historia que cuenta la improbable humanización del protagonista, que empieza a contar una situación de 1999 a la que no le había dado mucha importancia, pero que se le vuelve terriblemente en contra pasados tantos años. Dejar plantado en la terraza de un hotel la noche de año nuevo a un insoportable fan en muletas que necesitaba su ayuda para un desarrollo científico solo parecía otra de las diablura típicas del millonario Tony Stark, pero el hombre que dejó plantado (interpretado por un multifacético Guy Pearce) logra desarrollar su invento biomecánico y se convierte en un temible archivillano, que trabaja para el enemigo número uno de los Estados Unidos, un terrorista conocido como El Mandarín que tiene el poder de estar en todos lados y ninguna parte al mismo tiempo (la actuación de Ben Kingsley como esta especie de burla de Bin Laden no tiene desperdicio y es uno de los puntos fuertes del film, no sólo por su trabajo sino por los detalles increíbles con los que está definido el personaje).
La película, que dura más de dos horas y nunca aburre ni por asomo, empieza lentamente con el prólogo de 1999 y va armando sus conflictos hasta que queda claro que con un atentado en su empresa y otro en su mansión/laboratorio, Stark queda casi sin elementos para defenderse del Mandarín, y depende de la buena voluntad de un chico de Tennessee para tratar de cargar la energía de su traje metálico. En esta parte hay escenas terroríficas al estilo de "Terminator" con el protagonista luchando contra mutantes enviados por el villano.
En el medio hay una subtrama con el presidente y el vicepresidente de los Estados Unidos (Miguel Ferrer y William Sadler, este último un experto en personajes "white trash" que jamás hubiera soñado con este papel) y una revelación sorprendente sobre El Mandarín.
Los efectos especiales son tan contundentes como en las otras dos películas de "Iron Man", sólo que ahora están revestidos de un muy eficaz 3D digital que mejora un poco más las cosas, con imágenes realmente alucinantes en el plano estético. "Iron Man Tres" es un formidable entretenimiento para grandes y chicos que, obviamente, ningún fan del comic ni del cine fantástico dejarán pasar de largo.