Más prototipos y una trama engañosa
Con una trama que comienza en 1999, el tercer eslabón del superhéroe de Marvel, Iron Man, desembarca en la pantalla grande para entregar esta ¿última? aventura que pone en peligro el mundo personal de Tony Stark (Robert Downey, Jr.) y la estabilidad del poder político en los Estados Unidos.
En Iron man 3, dirigida por Shane Black, quien acredita una extensa carrera como guionista más que como realizador (y con un papel nuevamente a cargo de Jon Favreau, responsable de los dos films anteriores) se da por muerto al millonario luego de un brutal ataque a su mansión. Con la ayuda de un niño, tendrá que luchar contra peligrosos enemigos, uno que conoció en el pasado (Guy Pearce), un experto en ingeniería genética, y otro, un terrorista internacional conocido como El Mandarín (Ben Kingsley) que maneja las comunicaciones, tiene el control y elimina a sus prisioneros sin dudarlo.
La trama tiene en esta oportunidad matices más interesantes que los de las entregas anteriores (Tony Stark lucha como un héroe solitario en busca de su armadura,) una galería de personajes amenazantes con superpoderes y una vuelta de tuerca que seguramente sorprenderá al espectador.
Esta superproducción acumula ataques terroristas (poco acordes al momento que vive Estados Unidos en la actualidad), el secuestro del Presidente, la presenca del comandante James Rhodes/War Machine (Don Cheadle) que pelea codo a codo con el protagonista y la aparición de más prototipos diseñados para las misiones peligrosas.
Con todos los artilugios técnicos que uno pueda imaginarse, las situaciones se despliegan ante los ojos del espectador con suma eficacia y en vertiginosas escenas de acción. Y hasta se permite con humor alguna referencia a Los Vengadores.
Iron Man 3 muestra además a la científica Maya Hansen (Rebecca Hall), una ex novia de Tony y a Gwyneth Paltrow, otra vez en su rol de Pepper Potts pero con más protagonismo que en las realizaciones anteriores. Las secuencias más atrapantes: el ataque a la casa del millonario; los tripulantes en plena caída libre luego de que el avión es secuestrado y un gran final en medio de grúas y containers con el Presidente casi crucificado colgando de cables. Y para los fanáticos: no se levanten de las butacas porque después de los creditos...