Tras Fantástico Mr. Fox, su primera y acertada incursión en la animación stop-motion, Wes Anderson vuelve a imprimir su sello de calidad y originalidad sorprendiendo con una encantadora y divertida maravilla visual y narrativa, que le ha llevado a conquistar, entre otros premios, el Oso de Plata en la Berlinale.
Una historia cautivadora impregnada de un lúdico sentido de la aventura, fantasía, el particular sentido del humor de Anderson e ingeniosos diálogos con una importante bajada de línea política y social, que se combina con un diseño de los personajes brillante y una estética inequívocamente nipona con imaginativos fondos y mezcla de estilos, repleta de detalles hermosos y enfocada a subrayar la perplejidad animal.
Ambientada en Japón en futuro distópico, donde antiguamente los perros dominaban el mundo y en la actualidad los humanos, la saturación canina ha alcanzado nuevamente proporciones enormes y aprovechando un brote de gripe canina que se propaga los perros enfermos son enviados al exilio a la Isla de la Basura por Kobayashi el tirano alcalde de la ciudad. Pero su sobrino Atari parte para rescatar a su perro Spots y se une a los otros caninos de la isla para conseguir que los animales puedan volver a la ciudad, convirtiéndose en todo un símbolo de la rebelión.
Anderson invoca el cine de Akira Kurosawa, Hayao Miyazaki y otros referentes fílmicos, musicales y visuales japoneses para componer una fabula en el que el uso de la lengua -los personajes humanos hablan en su idioma nativo y algunos de los diálogos no estén ni doblados ni subtitulados intencionalmente, mientras que los perros hablan en inglés- es tan significativo como la gestualidad de sus personajes. Cabe aclarar que el juego de traducciones sólo tiene sentido en versión original subtitulada.
La técnica de stop motion sumada a la arriesgada y maravillosa propuesta estética junto a la banda sonora de Alexandre Desplat -ganador del Oscar por La forma del agua-, deleitan los sentidos con cada plano, donde el detalle o un simple movimiento de hocico o ceja cuenta, y con un reparto de estrellas cuyas voces -Scarlett Johansson, Jeff Goldblum, Edward Norton, Greta Gerwig, Harvey Keitel, Bill Murray y Frances McDormand- logran transmitir la naturaleza humana con gran elocuencia, dotando a cada uno de los perros con una personalidad distinguible destacándose Bryan Cranston como la voz del perro callejero Chief.
Anderson atraviesa sus entrañables personajes con una mirada tierna y triste a la vez, ingenua pero sarcástica, que denotan la desolación y el vacío pero que aprovechan la aventura para renacer.
Si en Fantástico Mr. Fox, confeccionaba una fábula precisa sobre el bien y el mal, en Isla de Perros entrelaza sus tópicos habituales, como los niños prodigio, el salto de la infancia a la edad adulta y el desamparo, con una fabula que busca reflexionar social y políticamente sobre los refugiados, los abusos del absolutismo, la xenofobia y la necesidad de revalorar la solidaridad y la democracia.
Isla de Perros no es una película infantil en absoluto, sino una película animada que cautiva, sorprende y emociona, que se disfruta como un niño al que le cuentan una fabula que siempre recordara.