Taikos, perros, Japón y una fábula. Esos cuatro elementos son parte de Isle of Dogs, pero Isla de Perros es más que esas cuatro cosas. Wes Anderson se pone político y construye una alegoría sobre la opresión y el autoritarismo, que dialoga mordazmente con la realidad indulgente de las masas para con los estados y los regímenes.