Hace veinte años, el primer BAFICI nos regalaba “RUSHMORE – Tres son multitud”, el primer título de Wes Anderson que se asomaba en la Argentina, haciéndonos conocer a un director que se convertiría en un obligado referente del cine americano contemporáneo. Y a lo largo de sus diferentes obras, no dejaría indiferente ni a sus adeptos y fanáticos rabiosos, ni a sus detractores (si, parece increíble, pero los hay).
Nos cautivó con su cine intenso, creativo, con personajes que se imponen con su estilo propio: nos presentó a “Los excéntricos Tenenbaums”, nos sumergimos en su “Vida Acuática”, imposible no recordar esa hermosa historia de amor adolescente de “Moonrise Kingdom” y se consagró definitivamente para la crítica internacional y el gran público con su última creación ganadora de 4 Oscar, “El Gran Hotel Budapest”.
Con el estreno de “ISLA DE PERROS”, Anderson vuelve a la técnica que ya había utilizado en el “El Fantástico Señor Fox” (con la que también comparte a su director de fotografía Tristan Oliver): el complejo, artesanal y meticuloso arte del stop motion, convocando en esta ocasión a un equipo que incluyó 27 animadores y 10 asistentes que jugarían con casi 250 decorados y más de 1000 muñecos para una fábula visualmente fascinante y llena de detalles sumamente cuidados.
Pero no nos confundamos. ISLA DE PERROS no es una película de animación en el sentido más estricto y acotado de la palabra, sino todo lo contrario.
El stop motion es la técnica de la que se sirve Anderson para poder crear su universo futurista y distópico en una ciudad ficticia de Japón dentro de veinte años. Y nos zambulle en la historia con una escena de apertura deslumbrante y exquisita en donde nos cuenta la historia de Kobayashi, el alcalde de esa ciudad de Megasaki que frente a una epidemia de gripe canina, decide exiliar a todos los perros en la Isla Basura, despojándolos de su identidad como mascotas y expulsándolos a vivir entre los escombros y los desechos.
Quien tomará el mando de este grupo de perros será Chief quien reorganizará un nuevo orden dentro del destierro hasta que llegue Atari, un niño de 12 años, justamente sobrino del alcalde, que emprenda su viaje personal al encuentro de su fiel amigo Spots, su perro guardián.
El sentido del humor irreverente, la crítica social siempre presente y las personalidades que cada uno de los perros ponen de manifiesto permite a Anderson tejer, por debajo del clima de fábula que sobrevuela toda la película, una mirada aguda y certera sobre la política, el poder, el exilio y el volver a empezar.
La trama gira en varias direcciones y junto con la historia central del universo canino en esta Isla, tendremos la de los científicos que buscan la cura de esta epidemia y la de la creación de un movimiento a favor de los perros (ProDog) comandado por una niña, la particular Tracy Walker.
Cada uno de los perros protagonistas impondrá su personalidad y aún moviéndose dentro de ciertos estereotipos muy marcados, Wes Anderson instala su poesía y su creatividad al servicio de la historia, para que la película pueda disfrutarse de principio a fin, deslumbrando no solamente con una técnica perfecta, sino con un desarrollo de personajes que generan varias lecturas.
Y más allá del cuento que Anderson pretende contar, abre múltiples lecturas y alegorías y es justamente esto, lo que más enriquece y hace una pequeña gema es esta “ISLA DE PERROS”. Desde el amor del niño por su mascota, el viaje iniciático que emprende para su rescate, la alegoría del poder y los imperios, lo caprichoso de algunas decisiones y los movimientos que pueden generarse a favor de la libertad y la pluralidad.
Pero queda por señalar una de los puntos más atractivos de la propuesta: para dar vida a todos estos personajes, el gran Wes se ha rodeado de un elenco multi- estelar contando con las voces de Bryan Cranston (“Breaking Bad”) para Chief y Edward Norton, Bill Murray y Jeff Goldblum como los compañeros en la manada.
Scarlett Johansson como la sensual perrita Nutmeg, Greta Gerwig como Tracy -la niña revolucionaria-, Tilda Swinton y Frances Mc Dormand en la piel de una intérprete imperial, conforman el escuadrón femenino del elenco.
Pero hay mucho más: participan también Anjelica Houston, Harvey Keitel, Yoko Ono, Fisher Stevens y Liev Schreiber en pequeñas apariciones.
Aún cuando el inicio a todo ritmo y con una artillería visual completamente deslumbrante, hace que luego sea difícil mantener el mismo encantamiento a lo largo de todo el film, “ISLA DE PERROS” es una fiesta cinéfila, esas películas que cada tanto nos hacen recordar la magia absoluta del cine y que demuestran que Wes Anderson sabe encontrar encanto y lirismo, aún en una isla llena de basura. Allí también hay poesía.