Uno de los directores más destacados de la actualidad fue elegido para cerrar la última edición del BAFICI con su obra “Isla de Perros”, y ahora llega a las salas comerciales con esta película animada donde se utiliza la técnica stop motion para retratar una historia emotiva, divertida y con un gran despliegue visual.
“Isla de Perros” de Wes Anderson se centra en un mundo distópico en Japón, el cual se ve afectado por el crecimiento de la gripe canina. Es así como el alcalde tomó la decisión de mandar a todas las mascotas a la Isla de la Basura. Pero no todos estarán conformes con esta medida. Un niño de 12 años viajará hasta el lugar para encontrar a su mejor amigo Spots. Para hacerlo, tendrá la ayuda de cinco perros, quienes arriesgarán su vida para conseguir esta meta.
Lo que se puede destacar del film a simple vista es la belleza visual que siempre abunda en las películas de Wes Anderson. La estética elegida mezcla rasgos del futuro con elementos del pasado, generando un híbrido atractivo. El director confió nuevamente en Tristan Oliver para realizar la fotografía de la cinta, luego de colaborar juntos en “Fantastic Mr. Fox” (2009). Oliver, además, presenta una gran experiencia en cuanto al trabajo con largometrajes animados en stop motion. Asimismo, tanto el diseño de los personajes como del contexto son sobresalientes.
Siguiendo con los aspectos técnicos, hay que resaltar la banda sonora, que sirve de gran acompañamiento. El encargado de esta labor fue nada más y nada menos que el último ganador del Oscar Alexandre Desplat (“La forma del agua”), quien también había trabajado anteriormente con Anderson, no sólo en su película animada sino también en “Moonrise Kingdom” (2012) y “El Gran Hotel Budapest” (2014).
Las voces están realizadas por personalidades de renombre como Bryan Cranston, Edward Norton, Bill Murray, Jeff Goldblum, quienes le aportan cierta adultez y experiencia a los animales. La particularidad que tiene el film es que los ladridos perrunos fueron “traducidos” al inglés para que podamos enterarnos de sus conversaciones, como también se respetó el idioma japonés para los humanos. Muchas veces no sabemos qué están diciendo y otras tantas son comentadas por otra persona o incluso algún perro para entender los diálogos. Por otro lado, tenemos una constante narración en off de una de las mascotas que va llevando el relato.
Con respecto a la historia en sí, nos encontramos con una trama emotiva y fuerte por momentos (deshacerse del mejor amigo del hombre únicamente por una enfermedad) y divertida y graciosa por otros. Este equilibro entre ambas sensaciones se da gracias a un guión preciso e inteligente que sabe manejar la dosis justa de cada uno de estos instantes. Incluso existen situaciones graciosas que en realidad sirven como crítica a la forma en la que se tratan a los animales.
En síntesis, Wes Anderson nos ofrece una de sus mejores obras, donde a través de la animación con stop motion logra brindarnos una historia emotiva y graciosa, con un gran despliegue visual, una hermosa banda sonora y un elenco de voces conformados por reconocidos y talentosos actores.