It: Capítulo Dos es la segunda mitad del film It estrenado en el año 2017. Ambas películas son unas, aun cuando la primera puede tener vida propia y a su modo tener un cierre. Dos horas y quince minutos duraba el primer film y dos horas y cuarenta y nueve minutos dura esta parte. Es decir que duran más de dos horas que la miniserie It realizada en 1990. Hay que decir que esa duración se siente, en particular en el último tercio de la segunda parte.
El espectáculo enorme e impresionante que se despliega en esta película posee una enorme pericia técnica que es acompañada por un buen trabajo de dirección y un elenco verdaderamente sólido. No es habitual en el cine de terror que las películas duren tanto y que tengan elencos tan importantes, no al menos el cine de terror del siglo XXI.
El libro de Stephen King es ambicioso y también lo es esta adaptación. La historia requiere tiempo para su desarrollo y eso explica la enorme duración que tiene la película. Sin embargo esa duración no resulta ni ligera ni entretenida. El momento en el cual cada personaje va a buscar un objeto para la ceremonia se vuelve repetitivo y aburrido. Lo único que uno espera es que terminen de una vez y podamos seguir película.
Está la complejidad y la profundidad que uno espera, están los temas, los personajes y los vínculos. No tomen lo que sigue como un chiste pero hay que decirlo: sobra el payaso. Sí, ya sé, ese el monstruo del film y el centro visible del conflicto, es obvio que no puede faltar. Lo que pasa es que nunca asustó, ni en el primer film ni en este. De hecho no hay momentos de terror en toda la película, solo sobresaltos. Lo más interesante, lo que consigue la película, es narrar el conflicto de los protagonistas, acercarse a sus angustias y temores. En algún aspecto es lo que se parece más a Cuenta conmigo (Stand by Me, 1986) de Rob Reiner –con cita mediante en el film- lo que mejor funciona en It: Capítulo dos.
Mucho oficio, mucho talento, mucho trabajo. Todo eso se nota. Lo que falta es concentrar el drama y el terror de manera uniforme. El último tercio del film es verdaderamente cuesta abajo. Que haya –atención spoilers- cameos hermosos como el de Xavier Nolan, Peter Bodganovich o el de Stephen King no le aportan nada importante a la película. Qué se note, en cosas obvias y en otras más sutiles, la influencia de John Carpenter se agradece pero no hace la diferencia. Y que haya referencias a la Argentina que incluyan un mate con el escudo de Independiente son solo un guiño, pero de ninguna manera aportan algo. Lo que realmente hubiera sido bueno es que la historia tuviera un clímax fuerte y menos extenso. Tal vez un libro de esta magnitud puede jugar en contra a la hora de respetarlo o traicionarlo en la pantalla grande.