Atrapante relato que apuesta por los inadaptados para salvar al mundo
Los números son elocuentes. Cuando empezó a circular por Internet el primer tráiler de esta película basada en una exitosa novela de Stephen King publicada en 1987 y dirigida por un argentino, Andrés Muschietti, fue reproducido 197 millones de veces en apenas veinticuatro horas. Batió así el récord de 139 millones que ostentaba Rápido y furioso 8. Y en sus primeros diez días de exhibición, recaudó en Estados Unidos y Canadá 220 millones de dólares. No siempre un boom de taquilla equivale a calidad cinematográfica, pero en este caso sí hay coincidencia. El propio autor de la novela elogió esta adaptación, beneficiada por una notable imaginería visual, un atrapante ritmo narrativo y una gran capacidad para propiciar múltiples lecturas.
Las dos referencias más visibles a las que echó mano Muschietti son Cuenta conmigo (1986), excelente adaptación de una novela de King dirigida por Rob Reiner, y Stranger Things, popular serie que Netflix estrenó el año pasado. El realizador argentino cambió la época de la historia (de los años 50 saltó a los 80, una década cuyo revival está en boga), pero mantuvo la idea medular de la niñez como universo con sus propias reglas y siempre amenazado por la incomprensión de los adultos.
En Derry, un pequeño pueblo de Maine que encaja en la tradición de films de terror ambientados en ese tipo de contexto, abundan los padres abusivos, los chismosos y hasta los hostigadores precoces (el australiano Nicholas Hamilton encarna a uno realmente inquietante). Contra ellos y sobre todo contra las fantasmagóricas apariciones de un sanguinario y despiadado payaso asesino que se alimenta del miedo de sus víctimas peleará el heterogéneo escuadrón de preadolescentes que se transforma en el héroe colectivo de la historia.
Es un club de perdedores integrado por un niño tartamudo, otro absorbido por una madre hipocondríaca, un judío muy inseguro, un afroamericano que no va al colegio, un charlatán con gafas enormes, una niña encantadora de la que abusa sexualmente su padre y un recién llegado excedido de peso que se enamora perdidamente de ella. Los únicos que perciben el terror y lo enfrentan son ellos. Como el propio Muschietti declaró, son los "raros" de un lugar cuya apariencia perfecta empieza a resquebrajarse. King escribió It para aludir, entre otras cosas, a la parálisis colectiva provocada por el temor social en la era Reagan. Treinta años después, la llegada de Donald Trump al poder reactualiza ese oscuro espíritu de época.