Terror casi metafísico en gran adaptación
A diferencia de otras novelas de Stephen King, "It" no pertenece a un subgénero específico del fantástico, sino que es una compleja historia de terror más abstracto y metafísico de lo usual. Salvo el monstruoso payaso Pennywise, que en realidad es un enigmático ente maligno que cambia de forma según los miedos de sus víctimas, no hay un personaje principal sino un grupo de preadolescentes atormentados que se unen para defenderse de ese extraño mal.
Esto, más la complejidad de la novela que alterna flashbacks de los chicos intercalados con sus vivencias como personajes ya adultos, atentó contra la eficacia de la vieja miniserie interpretada por Tim Curry en el papel del payaso. En cambio, esta nueva versión para cine a cargo del argentino de "Mamá", Andy Muschietti, es contundente desde el electrizante y climático prólogo en el que un chico se encuentra con el payaso, que acecha dentro de una alcantarilla. El guión elimina todo lo relativo a la etapa adulta de los personajes lo que deja material para la segunda parte que veremos en un par de años- y se concentra, primero, en las experiencias de estos chicos que además de sufrir un violento bullying por parte de algunos de sus salvajes compañeros, son acosados por este espectral payaso que viene haciendo desaparecer chicos y adultos desde la misma fundación del pueblo en el que viven.
El director logra un brillante crescendo narrativo, considerando lo coral del asunto, casi como si fuera un Robert Altman del terror, y dosifica el relato con imaginativos momentos horripilantes. En particular, durante la larga combinación de secuencias en la que los chicos combaten al payaso el terror no cesa, generando un vértigo de sustos digno de los maestros del género que Muschietti admira. Si, comparado con esto, el desenlace es un tanto anticlimático, probablemente se deba a que no es un autentico final sino una pausa antes de que todo siga en el capítulo siguiente. La actuación de Bill Skarsgard es impresionante, pero también hay que destacar lo bien dirigidos que están los chicos, empezando por la talentosa Sophia Lillis.