Para quienes leyeron la novela de Stephen King o vieron la miniserie realizada en los años noventa, con Tim Curry como el payaso siniestro del título, la nueva versión de It, dirigida por el argentino Andy Muschietti y producida por su hermana Bárbara -creadores del éxito mundial Mamá-, se encontrarán con un relato que combina varios géneros e impone el terror nostálgico de manera acertada.
Los miedos infantiles, las historias personales y familiares de los chicos que conforman El Club de los Perdedores, con el líder Bill -Jaeden Lieberher- y Richie -Finn Wolfharque, el joven actor de la serie Stranger Things-, son los verdaderos disparadores de esta historia que trae varios conflictos y un mundo adulto tan aterrador como amenazante.
La casa embrujada que sería la tentación de cualquier mortal que pase por su puerta, las lúgubres alcantarillas, las peleas entre El Club de los perdedores y los villanos de la trama -que siempre tienen un motivo para portarse de esa manera- y la desaparición del hermano pequeño de Bill junto a otros adolescentes del pueblo, son las atracciones principales de este aterrador viaje a los miedos más profundos del ser humano.
En ese sentido, el realizador conserva la atmósfera y el nudo central de la historia de King pero la alimenta con condimentos que la transforman en un film más sangriento e inquietante, en el que el Mal adquiere diferentes formas para asustar y decir presente bajo la siniestra forma del payaso Pennywise, encarnado ahora por Bill Skarsgards -Matthew en la saga Divergente-.
El "flotarás" del slogan publicitario ancla perfecto dentro de la historia de corte fantástico en la que la unión de los chicos hace la fuerza y sirve como escudo contra el avance del Mal que vuelve al mismo lugar cada 27 años para alimentarse con sus distintos tentáculos.
Un lugar tranquilo transformado en un escenario provocador que trae a la memoria otros relatos de King, como Cuenta conmigo, en torno a la amistad; La hora del espanto, con la reaparición del hermano muerto y el bullyng de Carrie. Todo ese cóctel no le es ajeno al director de Mamá, para traer a criaturas monstruosas que, en definitiva, son la misma cosa: El Mal en estado puro, entre recuerdos de películas ochentosas -con referencia a actrices como Molly Ringwald- y sonrisas voraces. Este es el capítulo uno y el terror continuará...