Amistad, nostalgia y poco terror
Sobran los dedos de una mano para contar las películas realmente destacables del sin fin de adaptaciones que han tenido las novelas de Stephen King a través del tiempo. Probablemente, y más allá de no ser una versión fidedigna, claro está, la mayoría coincidirá en que The Shining (1980) se encuentra en lo alto del podio. Carrie de Brian De Palma, Misery y Stand By Me también se han consagrado como obras alabadas y queridas tanto por la crítica como por los fanáticos del maestro del terror. Sin embargo, si hablamos de la novela más reconocida del autor, aquella rudimentaria miniserie de 1990 lejos estuvo de hacerle justicia. A pesar de la sobresaliente e icónica actuación de Tim Curry como Pennywise, el IT de Tommy Lee Wallace no deja de ser un relato agotador, edulcorado, con un ritmo bastante irregular y cuya vejez le ha sentado bastante mal en comparación con otros clásicos mucho más añejos.
Sin lugar a duda, la novela de más de 1000 páginas merecía una adaptación en pantalla grande que la sacara de aquel pozo en el que había quedado atrapada y, en este caso, fue un argentino el elegido para comandar la misión imposible.
Andy Muschietti, conocido por su renovadora ópera prima Mamá (2013), es quien dirige esta primera parte del payaso asesino. La elección de dividir la película en dos capítulos ha sido más que acertada, sobre todo teniendo en cuenta que adaptar tal extenso libro requiere necesariamente de más de tres horas de duración. Lo mismo cabe decir de la idea de que el filme transcurriera a mediados de 1980 y no en la década de 1950, ya que le ha asegurado un buen caudal de fans nostálgicos por una de las épocas más memorables del cine de terror.
El grupo de los losers recuerda mucho a los niños de Stand By Me (1986) y entre ellos los que más se lucen son Finn Wolfhard, en un rol muy ocurrente como Richie, y Sophia Lillis en la piel de la sufrida Beverly. Cada chico detenta una personalidad muy marcada y el filme explora uno por uno los temores anclados en traumas familiares y la complicada etapa de la preadolescencia. El vínculo de camaradería entre los siete protagonistas resulta creíble y le otorga a la historia momentos de risas, superación y una importante transmisión de valores.
El personaje de Pennywise, interpretado por Bill Skarsgård, es muy diferente al de los ’90 y no solo desde el punto de vista físico. El actor hace un muy buen trabajo al evitar las imitaciones y se presenta como una entidad siniestra y menos carismática que la de Curry. El origen de este no tiene lugar en la película, aunque recientemente el actor ha dicho haber grabado unos flashbacks, así que tal vez veamos algo de aquello en la segunda parte.
La versión de Muschietti tiene una narrativa ligera que se extiende un poco en el tramo final, pero por lo general resulta entretenida. La principal crítica negativa radica en la escasez de una buena dosis tétrica y perturbadora que como película de género actual debiera poseer. No así sucede con el típico recurso de los “jump scare”, que aquí se han empleado de manera exagerada e innecesaria.
Podemos afirmar que IT es una película que supera con creces al telefilm y que está pensada para un público amplio, por lo que puede que los aficionados al terror que vayan a verla con altas expectativas queden inconformes ante el resultado. No es una película que genere grandes climas de miedo y tensión, pero aun así se trata de un acontecimiento cinematográfico fiel a la literatura de King que vale la pena su visionado en salas.