Andrés Muschietti logra honrar la historia original de King adaptándola a la perfección y haciendo un film muy personal y centrado en los personajes. Actuaciones excelentes, buenos efectos especiales, geniales sustos y la dosis justa de sangre y nostalgia ochentosa hacen una película de terror genial que sin dudas se volverá un clásico.
Pocas obras literarias han tenido tanto impacto en la cultura pop como It (1986) la más extensa y genial novela de Stephen King. A través de sus más de 1000 páginas King nos lleva de viaje a Derry en los años 50 (donde King experimentó su infancia), un pueblo en el estado Maine donde habita una terrorífica criatura interdimensional que existe hace siglos en nuestro planeta, cazando niños para alimentarse de sus miedos y consumirlos literal y figurativamente.
Este mismo pueblo donde los niños desaparecen, suceden crímenes y tragedias horribles y los adultos parecen no darse cuenta de la violencia real y sobrenatural que acecha en las sombras, como una metáfora de la sociedad americana de la era Reagan en los 80, obsesionada con los valores tradicionales de un pasado cincuentoso idílico, pero fría, ignorante y anestesiada ante un clima opresivo y oscuro que sucede frente a sus ojos.
Los protagonistas de la novela son un pintoresco y adorable grupo de marginados, inadaptados y víctimas de bullying que se hacen llamar el Club de los Perdedores (Loser’s Club): Bill Denbrough, un joven tartamudo; Stanley Uris, un niño obsesionado con la limpieza que es discriminado por ser judio, Richie Tozier, un bromista que habla hasta por los codos, motivo de burla por representar al típico arquetipo del nerd; Eddie Kaspbrak, un chico asmático e hipocondríaco que vive siempre medicado con su obesa madre sobreprotectora; Mike Hanlon; un joven negro en un pueblo de mayoría blanca (y en los años 50, para colmo de males); Beverly Marsh, una chica abusada por su padre que vive en la zona pobre de Derry, y Ben Hanscom, víctima de bullying por su obesidad.
Este grupo de amigos se enfrenta a una presencia demoníaca que aterroriza Derry y mantiene a la población adulta hipnotizada para ignorar su presencia. It (Eso) no tiene nombre ni forma física real, pero se presenta ante los chicos como Pennywise, el payaso bailarín. El manjar favorito de Eso son los niños, a los que atrae como payaso para luego transformarse en sus peores miedos. El Club de los Perdedores logra vencer a Eso en las alcantarillas de Maine, pero no saben que 27 años después Pennywise regresará para matarlos cuando ellos sean adultos.
Además de la novela, la historia de It se hizo muy popular por una miniserie para televisión de 1990 (Stephen King’s It) protagonizada por Tim Curry en el papel de Pennywise. Pese a contar con recursos limitados y no haber envejecido bien, logró cautivar a una generación y generarle fobia a los payasos a mucha gente. Cuando esta nueva versión de It comenzó a gestarse, en principio iba a ser dirigida por Cary Fukunaga (True Detective, Beasts of no Nation), pero por diferencias creativas y recortes presupuestarios el cineasta se bajó del proyecto.
La película cayó en manos de Andrés Muschietti, director argentino responsable del film de terror Mamá (2013). Con un guion ya escrito por Fukunaga, Andy tenía la difícil misión de adaptar una de las historias de terror más populares y recordadas con un mítico personaje que se convirtió en un ícono de la cultura pop. ¿Cómo hacer para lograr una buena película y no cagarla? Hacer algo nuevo respetando el material original.
El pequeño Georgie Denbrough (Jackson Robert Scott) desaparece en una tormenta tras perseguir a su barquito de papel y encontrarse con un siniestro payaso que vive en las alcantarillas llamado Pennywise (Bill Skarsgård). Su hermano Bill (Jaeden Lieberher) se obsesiona con su búsqueda, creyéndolo aún con vida, y con la ayuda de Bev (Sophia Lillis), Mike (Chosen Jacobs), Richie (Finn Wolfhard), Ben (Jeremy Ray Taylor), Eddie (Jack Dylan Glazer) y Stan (Wyatt Oleff); sus amigos del Losers Club intentará encontrarlo. Pero descubrirán algo mucho más terrible, una entidad sobrenatural capaz de transformarse en sus peores miedos y que acecha en Derry desde hace décadas o tal vez siglos.
Esta criatura sin nombre a la que llamarán “Eso” despierta una vez cada 27 años para cazar niños a los que atrae con su apariencia de arlequín para después alimentarse de sus miedos y sus cuerpos. Los adultos del pueblo no parecen notar el patrón de muertes y desapariciones ni creen en monstruos metamorfos, así que estos niños marginados deberán unirse y confrontar sus peores terrores para acabar con el monstruo.
It es una gran película por sí misma antes de ser una gran película de terror. Andy Muschietti logra con pericia experta manejar los tonos y géneros para hacer un film que combina en justas proporciones el terror, el drama sentido y personal, los chistes y el humor, el relato de coming of age y el tenso manejo del suspenso. La película sigue bastante al pie de la letra la historia de la novela, pero con un cambio: en lugar de ir y volver entre las dos líneas temporales (los niños del Club de los Perdedores y sus versiones adultas 27 años después) este film se centra en sus versiones infantiles. Esto permite desarrollar mucho más sus personalidades, historias, temores, angustias y su amistad. Muschietti insiste en el costado humano del film sin dejar el miedo de lado (pero si en segundo plano) y por eso la película funciona tan bien, el espectador conecta con los personajes a nivel emocional, siente lo que ellos sienten y sufre junto a ellos como si Pennywise lo estuviera acechando también.
A pesar de que los chicos son la verdadera estrella del film, hay que destacar la enorme labor de Bill Skarsgård (Hemlock Grove, Atomic Blonde) en la piel de Pennywise. Lejos de querer parecerse al payaso encarnado por Tim Curry, en este caso optan por un diseño más antiguo y siniestro, similar a un arlequín del Siglo XVI. Esto le da un aspecto ancestral, como si fuera un monstruo que habita en la tierra hace tiempo. También se siente mucho más sobrenatural en su forma de hablar, sus expresiones faciales (cuando lo vean apuntar con sus ojos en dos direcciones diferentes, eso no es CGI, lo hace de verdad), su forma de moverse y caminar.
Otro punto para destacar es el elenco, principalmente los actores infantiles. La química entre ellos es innegable y verdaderamente se sienten como un grupo de amigos que se hacen chistes y bromas pesadas. También se expresan de una manera más real, con insultos y groserías. El cast está muy bien elegido, con actores jóvenes de gran talento que son un calco de las personalidades de sus personajes. Jaeden Lieberher es la sangre que corre por las venas de la película y Sophia Lillis es el corazón. Jack Dylan Glazer se roba cada una de las escenas en las que interviene y Finn Wolfhard parece haber nacido para interpretar a Richie Tozier.
En cuanto a los sustos, Muschietti logra generar un inquietante clima de tensión y nervios que se mantiene hasta culminar siempre en un susto bien construído. La película no abusa de los jump-scares y screamers y llega a asustar a plena luz del día. Lo único más terrorífico que las apariciones de Pennywise es su inquietante presencia, cuando el payaso está acechando en las sombras esperando el momento para dejarse ver. También juega con los miedos más personales e internos de los chicos, en lugar de colgarse de los productos nostálgicos (en la novela It aterroriza a los chicos como los monstruos de las películas clásicas de Universal) y prefiere utilizar imágenes perturbadoras de rostros deformes y cuerpos decapitados.
It es una gran película, bien escrita, filmada y actuada con mucho corazón. Al verla uno puede sentir el amor y el respeto que Muschietti tiene por la novela original de King. Una historia donde el verdadero horror no se queda en el monstruoso payaso metamorfo sino que profundiza en el miedo a la muerte de un ser querido, a adultos que no te cuidan ni te creen, al bullying, los padres sobreprotectores, el abuso, la crueldad y la frialdad de la que somos capaces. La mayor arma con la que podemos enfrentar nuestros miedos siempre serán nuestros amigos.