Las dos caras del FBI
John Edgar Hoover fue un personaje controversial de la historia reciente norteamericana. Fundador del FBI, incansable perseguidor de comunistas y responsable de cambiarle la imagen a la policía estadounidense, hoy tiene su película dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Leonardo DiCaprio. El film J. Edgar (2011) trata con tono ambigüo su figura lejos del mito y la leyenda.
J. Edgar está en el ocaso de su carrera -y vida- y pide registrar sus memorias. La película da un salto a 1920 y trata las dos temporalidades: el joven ambicioso y el adulto obsesivo, ambos interpretados por Di Caprio de gran actuación, con y sin maquillaje. Sus comienzos, la fundación del FBI, su relación con los distintos presidentes norteamericanos, su influencia en las decisiones de estado, su homosexualidad reprimida, etc. Un personaje muy norteamericano que carece de interés de este lado del hemisferio.
Por suerte Eastwood no hace una biopic del personaje, sino que trata de darle un corte realista a su figura. Lejos de la leyenda y el mito instalado en torno a su persona, el film se apoya en el dicho “odiado por muchos, valorado por pocos”. Aunque alguien tan influente en la política norteamericana merece un tratamiento particular, una toma de postura, el viejo Clint hace lo que muchos con personajes controversiales de la vida real -vean el tratamiento inglés de Margaret Tachet interpretada por Meryl Streep en La dama de hierro (The Iron Lady, 2011)- no toma partido, ni a foavor ni en contra del personaje, lo muestran como un ser humano con contradicciones, haya lo que haya hecho.
Para tal acción Eastwood se recuesta en su habitual colaborador en la fotografía Tom Stern. Stern ocatgenario al igual que él, realiza unos claroscuros sobre el personaje en más de una ocasión, para enfatizar cinematográficamente la ambigüedad de su comportamiento. Lo mismo sucede a nivel argumentativo, los distintos traumas de J.E.Hoover en su juventud no parecen ser la causa de su obsesión con las distintas persecuciones a enemigos políticos, ya que la película se interna en ellos sólo un instante para luego alejarse y sobrevolar otro conflicto personal. No hay un motivo, sino muchos, parece decirnos Eastwood, dejando como conclusión las mismas dudas sobre el personaje que había en un principio.
Sin embargo, y dicho esto, la película muestra hechos míticos de la historia norteamericana relacionados con J.Edgar como su presunta homosexualidad, declarada en el film, la existencia real de archivos secretos del FBI sobre funcionarios políticos, su relación con el asesinato de J.F.Kennedy, su ego desmedido para adjudicarse los arrestos policiales, etc. Situaciones interesantes para los norteamericanos, ya que aclara su historia reciente, pero intracendente para el resto del mundo, a no ser que se sienta interesado por la temática.
La nueva película de Clint Eastwood puede compararse con los films de presidentes norteamericanos que realizó Oliver Stone, no mete el dedo en la llaga, simplemente hace un retrato superficial de su figura. Aunque J. Edgar tiene un tratamiento menos patriota y más responsable cinematográficamente hablando que los films de Stone.