No son pocos los historiadores que creen que J. Edgar Hoover en algún momento fue el hombre más poderoso del planeta y tenía más influencia en los Estados Unidos que el propio líder de la Casa Blanca.
Nunca fue un gran policía pero tuvo la habilidad suficiente para llegar al poder y manejar una de la instituciones más importantes de los Estados Unidos por 37 años.
Sobrevivió ocho cambios de gobierno y la Segunda Guerra Mundial sin que nadie lo pudiera sacar de su cargo.
Si bien hoy es recordado como un personaje infame por todas las actividades ilegales que emprendió para extorsionar a políticos y activistas de los derechos humanos, también fue un hombre que revolucionó la criminología, al darle prioridad a la ciencia forense en 1935 (cuando nació el FBI) en un momento que esa actividad no era tomada muy en serio.
Un figura compleja y contradictoria.
El film de Clint Eastwood trabaja muy bien estos temas pero a la vez retrata la vida personal, detrás de la figura pública de este personaje tan controvertido.
Su homosexualidad reprimida, que fue un factor importante en sus desequilibrios emocionales, la relación enfermiza con su madre (interpretada por una genial Judi Dench) y su visión de la vida política y del mundo totalmente intolerante y fascista que junto su ambición desmedida de poder lo terminaron por convertir en uno de los personajes estadounidenses más oscuros del siglo 20.
Temáticas, que por otra parte, siempre fueron evitadas en otras producciones que se hicieron sobre este personaje en el pasado. Eastwood fue al hueso y lo grandioso de su trabajo es que manejó estas cosas con tacto sin caer en el sensacionalismo y respetando por sobre todas las cosas la inteligencia del espectador.
El director no es complaciente con el personaje y retrata todas sus contradicciones sin dejar de lado sus miserias y mediocridades.
Leonardo DiCaprio brinda uno de los mejores trabajos de su carrera, donde llevó muy bien un personaje difícil al que interpreta en distintas etapas de la vida.
Que su labor haya sido ignorada por la Academia de Hollywood y Brad Pitt fuera nominado por El juego de la fortuna, con un rol que nadie va recordar dentro de dos meses, es una nueva muestra de la fantochada en que se convirtió el Oscar.
DiCaprio está soberbio en este film y lo mismo puede decirse de Arnie Hammer (Red Social).
Clint Eastwood y el guionista Dustin Lance Black (Milk) salieron victoriosos del complicado desafío de contar la historia de Hoover en un film de un poco más de dos horas.
Pocos maestros de la narración como Eastwood pueden desarrollar una biografía que lidia con tantos hechos históricos importantes y como película logra cautivarte desde las primeras escenas.
Si a esto se suma el gran trabajo que hicieron con la reconstrucción de época y la banda sonora a cargo del director (que incluye el infaltable pianito loco de Harry, el sucio), estamos ante otro gran trabajo de este grande del cine que merece su visión.