Con el encanto del cuento
La película recrea la famosa historia de "Jack y las habichuelas mágicas" con una enorme producción. Un genuino elogio del coraje y la lealtad que ofrece asombrosos momentos.
Acá lo hemos conocido como "Jack y las habichuelas mágicas" (o las habas). Se trata de un cuento anónimo de origen inglés que pertenece a la más pura tradición del cuento de hadas. Jack el cazagigantes es una versión cinematográfica moderna, que participa de esta moda de actualizar los cuentos de hadas para transformarlos mayormente en films de acción. Sea cual fuera su intención en este caso, la verdad es que estamos frente a una película que logra conservar el encanto de los cuentos originales a la vez que ofrece una producción enorme y espectacular. Para los que lo recuerdan, la película tiene la misma base que el cuento, es decir que Jack intercambia su caballo (en el cuento suele ser una vaca) por las habas mágicas y estas al brotar se elevan al cielo, donde hay un enorme castillo donde habita un gigante que posee un enorme tesoro. Acá lo único que cambia es que hay muchos gigantes y el tesoro no es el centro de la trama. Interesante e importante cambio por parte de los realizadores del largometraje. Acá lo que importa es que Jack es valiente y caballeresco. Su nobleza es su máximo tesoro. Hay una princesa que podría casarse con alguien que no quiere, hay un rey y hay unos leales caballeros que darían su vida por su rey y su princesa. El director de esta película es Bryan Singer, el mismo de Los sospechosos de siempre, X-Men, Operación Valquiria y otros títulos. El guionista es Christopher McQuarrie, quien trabajó varias veces con Singer y dirigió Jack Reacher. En la combinación de ambos y de un excelente elenco está el secreto de la efectividad de la película. Hay momentos asombrosos, de esos que le permiten al espectador volver a sorprenderse con el cine. Está en eso el encanto de Jack el cazagigantes, más allá del despliegue tecnológico que hoy todos los films permiten y que no siempre eso los hace mejores. Atentos al final, porque si todo cuento de hadas encierra muchas veces una enseñanza moral, la que aquí aparece es interesante y va mucho más allá de los bienes materiales. No tomemos esto como un dato menor, porque otra característica de esta película es su ausencia de cinismo y su genuino elogio del coraje y la lealtad como grandes valores humanos. Ojalá hubiera más películas así.