La verdad me sorprendió el hecho de que tuvieramos segunda entrega de la inglesa «Jack in the box». La original, se popularizó a través de plataformas pero originalmente su reconocimiento se dio al obtener un premio importante en el British Horror Film Fest de 2020 (mejor película, nada menos). Así fue que la productora volvió sobre esa idea, con el mismo director a la cabeza ( Lawrence Fawler, quien también la escribe) para bucear sobre el origen de la famosa y macabra, caja de sorpresas.
La historia arranca con una buena secuencia donde en pocos minutos nos damos cuenta que el tenor de la trama, no va a dar tregua. Tenemos una anciana con una grave enfermedad, adquiriendo la más antigua y buscada «Jack in the box» para su colección. Desde ya, que el sentido de poseer dicho artefacto, no es para satisfacer un deseo infantil no resuelto. No, en realidad, la caja alberga a un demonio con quien se puede pactar vida, a cambio de ofrecerles víctimas para saciar su necesidad…
Toda la acción transcurre en una clásica casona, llena de espacios potencialmente terroríficos, en los cuales el oscuro asesino, irá dando cuenta de sus víctimas. No es un típico «slasher», desde ya (aunque roce ese estilo). Tiene el sello galés del cine de los 70′, centrado en el suspenso psicológico donde la atmósfera lleva el mayor peso de las secuencias fuertes. En ese sentido, Fawler tiene pocos recursos técnicos pero mucha laboriosidad para enfrentar ese desafío: la película luce equilibrada y si bien, hay demasiada oscuridad en algunos tramos, no es predominante y hay sobresaltos y muertes para dejar conforme a los fans de este género.
Las actuaciones son las esperables en un film chiquito y austero. Sin embargo destacamos a Matt MacClure, un actor que parece del montón pero que tiene sobradas condiciones para el género. Las expresiones de su desesperación y culpa por todo lo que sucede en la mansión con la caja, no tienen desperdicio. Hace todo bien y se ve que es una figura que promete.
Si bien es cierto que el espíritu del film no es salirse de los cánones del estilo elegante y tenebroso británico, esta historia tiene sus momentos fuertes y no desentona ni desvía lo conseguido en la primera versión de la franquicia.
Eso sí, no esperen un voltaje extremo, ni nada demasiado «gore». Hay una lógica sobre la que avanza el film que funciona, entretiene, con dignidad. Es un cine de atmósfera, claramente. No deslumbra, pero como ya dije, está modestamente hecha y funciona. Lo cual es positivo para quienes son habitués de este tipo de pelis en pantalla grande.