Cuando Pennywise conoció a Chucky.
¿Qué pasa si mezclamos el miedo colectivo a los payasos con los muñecos malditos en cine? Sin duda tenemos a The Jack in the box, aquel muñeco tétrico que sale de una caja al darle unas vueltas.
Siendo el género terror uno se puede imaginar por dónde van los tiros: un muñeco que sale de la caja y comienza a cosechar víctimas, lugares trillados y ausencia de terror. De todos modos, lo que valoro de esta producción es que al menos tenemos una buena historia de redención para contar.
Casey Reynolds es un joven que recientemente perdió a su novia y aquel mal recuerdo lo atormenta día a día; su vida cambia cuando comienza a trabajar en un museo de antigüedades y encuentra la famosa caja. ¿Necesita vivir este calvario para poder resolver sus conflictos internos? No, pero esto es un filme de terror y eso es lo que vende.
Sin embargo, otros aspectos técnicos como el diseño del muñeco y la caja son respetables, sumado a la historia del protagonista que puede considerarse un acierto por tratarse de algo poco visto en el género. Estos elementos me hacen defender más el filme ya que es apenas la segunda incursión en la dirección de Lawrence Fowler (Curse of the witch’s doll). Lo perjudicó el hecho de que su obra viera la luz mucho más tarde -el filme se hizo en 2019-, detalles como este me molestan: en ocasiones parece que la industria del cine suele plantear ciertas exigencias y si querés cambiar la cosa estás vetado.
Con sus fallas y aciertos, The Jack in the box es una buena propuesta con la duración justa que vas a disfrutar para matar el tiempo.