Jack en la caja maldita

Crítica de Héctor Hochman - Revista Cartelera

“The Jack in the Box” (tal el titulo original), es un filme británico encuadrado en el genero del terror de 2019, escrito y dirigido por Lawrence Fowler el mismo de “Curse of the Witch’s Doll”. El filme abre con una escena de un hombre que buscando metales, encuentra la caja del titulo enterrada en el campo, a 20 cm de profundidad. ¿? Ya en su casa, junto a su esposa abren la caja de manera tal que liberan al muñeco con imagen de payaso siniestro, la mujer es atacada por este sujeto endemoniado, aunque solo le veamos una pezuña. (Esto cobra sentido casi al final del filme). El filme produce un salto temporal y nos encontramos en la actualidad, bueno no, en 2019. La historia gira en torno a Casey Reynolds (Ethan Taylor), comienza a trabajar en un museo de antigüedades, la bienvenida se la otorga la bella Lisa Cartwright (Lucy Jane- Quinlan), otra empleada del museo. Él descubre una extraña caja cuando la abre aparece con cara de pocos amigos, el mismo payaso que en la primera secuencia. Pronto comenzarán a suceder desapariciones, (el espectador sabe que es el payaso de la caja), vinculados con miembros del personal del museo y algunos visitantes. A partir de esta situación todo se hace previsible, articulando todo el catalogo de lugares comunes de este genero. Pero convengamos que esto no es lo peor, la construcción de los personajes, sus motivaciones y sus acciones están en sintonía con los paupérrimos diálogos. Los planos se alargan en demasía, y los personajes hacen todo de manera demasiado parsimoniosa, al punto de aburrir al extremo. Que Casey tenga una historia que lo atormente y que esto mismo haga que no de cuenta de la seducción de Lisa, es solo un dato más, finalmente ni siquiera juega como excusa. Que el payaso haga de las suyas, también muy lentamente, con contorsiones que mueven mas a risa que a producir algo del orden del miedo, ello no implica que siga asesinando, pero hay reglas que cumplir, en este caso son seis la cantidad de victimas que se necesitan para que el payaso se guarde, hasta el próximo que lo llame o libere, que nuestro héroe vea en su lucha contra el payaso maldito sea su oportunidad de redención no se dice pero se expresa a gritos, metafóricamente hablando. Estéticamente es interesante en principio la elección de la locación donde se desarrollan la mayor parte de las acciones, un museo dispara miles de posibilidades, asimismo ayuda en ese sentido el trabajo del departamento de arte, empezando por la fotografía, aquí todo desperdiciado y culminando en el diseño de la caja y del muñeco hasta que empieza a moverse, sobre todo los ojos que parecen estar ligados a la imagen de lo referente a la hipnosis. Sin embargo el director no consigue en ningún momento crear una atmósfera adecuada a la idea del terror, las acciones del diabólico payaso son las habituales, para nada originales. Tampoco ayudan las actuaciones, no son solo de mala resolución sino que son poco convincentes.

Un filme de muy bajo presupuesto, se nota, con mal guion, se sufre y peor construcción y desarrollo.