Esta realización se encuadra desde todo punto de vista en el genero de los filmes de acción, por lo que uno esperar algo diferente, que sorprenda, en cuanto a estructura narrativa, movimientos de cámara, selección de planos y hasta en el diseño de arte, pero se vera decepcionado.
Pero como se descuenta que el público que concurrirá a verlo es aquel al que va dirigido, es noble decir que encontrarán algo más de lo que van ir a buscar.
Sobre todo por algunos personajes, principalmente la división del antagonista de nuestro héroe, por un lado el que es construido desde las acciones, el ejecutor de la maldad, y la frutilla del postre, el antagonista intelectual, el cerebro de la banda, al que llaman The Zec (Werner Herzog).
La historia comienza con una pequeña trampa que pasa casi desapercibida. Luego de algunos planos de ubicación espacial de la trama presenta, con el uso de planos detalles, cercenando el cuerpo del sujeto que enseguida sabremos que es un francotirador y lo veremos cometer cinco asesinatos al azar desde la planta alta de un estacionamiento publico.
Entre todos esos detalles se desliza, muy rápidamente, una imagen que pasa casi desapercibida y que nos podría facilitar la identificación del asesino, tal como sucedía en “Pecados Capitales” (1995) de David Fincher, pero con otra finalidad. La del engaño bien instalado, y eso se celebra.
La policía rápidamente descubre al asesino. Hay cámaras de video que identifican al vehiculo que utiliza y otros elementos que lo inculpan.
Cuando éste es atrapado sólo escribe en un papel: “Atrapen a Jack Reacher”.
Aquí se incorporará el primer interrogante, ¿Quién es este sujeto? Un ex policía militar, uno de los mejores investigadores del ejército que desapareció de la faz de la tierra sin dejar rastro, en suma, un fantasma.
Jack Reacher (Tom Cruise) no puede ser encontrado. Él se presenta solo. Así constituyen muy rápidamente alguna de las características más importante de éste personaje.
Luego de estos 15 minutos de proyección lo que sostienen a la realización son los personajes y sus interrelaciones, principalmente el que construyen la abogada defensora del inculpado, Helen (Rosamund Pike), y Jack.
Posiblemente lo mejor del guión está dado en que no cae en el patrioterismo fácil, en respuestas plagadas de humor cínico y algunos giros del relato.
Esos giros son necesarios para sostener la trama principal, ya que las subtramas no se constituyen como historias paralelas independientes, sino que están al servicio de la que genera las acciones, entre ellas la que forjan otra vez la bella y muy buena actriz Rosamund Pike, la abogada, con Rodin (Richard Jenkins) el fiscal de distrito, su padre, al que la estructura judicial los enfrenta.
Si bien no parece que haya demasiada química “erótica” entre Jack y Helen, tampoco se intuye que esa sea la intención del director, la actriz aporta lo necesario para que el texto nos siga confundiendo y el juego de anticipación quede sólo construido por el espectador.
El guionista y director Christopher McQuarrie, el mismo que escribiera “Los sospechosos de siempre” (1995), tiene el buen tino de sostener hasta el final la aparición de Cash (Robert Duvall), como un aliado casi involuntario del bueno de Jack, al tiempo que también sobre el final hace un despliegue de construcción y desarrollo del personaje The Zec, que significa “el prisionero”, un ruso con un pasado oscuro, un hombre duro y siniestro que hace recordar al “Kaiser Soce”.
Por supuesto que no han de faltar las escenas de persecución, tiroteo, explosiones, pero no hay un gran despliegue visual innecesario, no hay demasiada cámara lenta que subraye la violencia ni la instale como excitante y glamorosa, y esto también es loable.
El filme esta basado en una novela, “One Shot” del escritor británico Lee Child, y que forma parte de toda una saga que ya lleva 17 novelas, cuyo personaje principal es Jack, y que parece que el bueno de Tom adopto como propio.
Si esto al menos produce que por un tiempo desaparezca Ethan Hunt, bienvenido sea.