Violencia masticable.
Tom Cruise regresa para asegurarse el espacio que logró conquistar hace años, el de la estrella que convoca pública a las salas, público que ni se preocupa en conocer el título de la película y solo dicen "la de Tom Cruise". Eso es tener categoría de estrella y para mantenerse solo debe asegurarse de brindar una producción -a cargo de él mismo- que esté a la altura de su cartel.
En esta oportunidad Cruise nos presenta una segunda entrega del personaje Jack Racher, ex oficial militar de los EE.UU., una máquina asesina e impiadosa que trabaja clandestinamente para su país y que ahora debe investigar por qué una oficial de alto mando es acusada de espionaje. Al mismo tiempo, Reacher debe lidiar con una demanda por paternidad que lo lleva a conocer a una adolescente que podría ser su hija.
Obviamente, Reacher puede con todo y contra todos mientras el director hace lo que el manual de este tipo de películas manda. Entre tiros, explosiones y muchas peleas, al espectador solo le queda esperar a ver cómo se resuelven las situaciones que ya sabe que se presentarán en esta película tan previsible y entretenida como chicle globo.