Una franquicia divertida de acción se expande con esta secuela que no le llena a los talones a la original.
En su afán de crear héroes duros, silenciosos y parecidos a ese ideal melancólico que el género noir le imprimió al cine, Hollywood terminó por matar al carismático caradura que todas las mujeres querían tener y todos los hombres querían ser. Siempre figurativamente. Este modelo evoluciona mucho en poco tiempo, sólo basta observar los evidentes cambios de estilo entre ídolos de distintas épocas y regiones: Indiana Jones es más despreocupado que Ellen Ripley, que se enfrenta a bichos más grandes que Rambo, un soldado con problemas mentales más serios que Star Lord, que ni siquiera trabaja en el mismo planeta de John McClane, un policía con menos músculos que Conan, que naturalmente usa armas de fuego peor de Jason Bourne. En tan solo 30 años, el héroe fue intelectual, bruto, callado, taciturno o extrovertido y el público lo recibe siempre con brazos abiertos, pero cuando pasan años sin tener a un cararrota como Reacher, un poco se lo extraña.
Dos muertes misteriosas en un puesto militar de Afghanistan dejan como sospechosa y en prisión a Susan Turner (Cobie Smulders), su superior. Jack Reacher (Tom Cruise), a pesar de la evidencia, está seguro de que la están incriminando con fines corruptos. Luego de evitar que dos sicarios la asesinen en su celda, Reacher comienza a seguir el rastro de un testigo que puede limpiar el nombre de Turner, pero no los dejarán operar tan fácilmente. Mientras más suben en la cadena de mando, más turbios y evidentes se vuelven los manejos ilegales del puesto de Afghanistan. Con sus vidas en peligro y una joven cómplice (Danika Yarosh), investigarán hasta llegar al fondo del misterio.
El trío de director (Edward Zwick), guionista (Marshall Herskovitz) y protagonista (Tom Cruise) ya probó su efectividad con la producción de The Last Samurai (2003). El año de su estreno fue nominada a cuatro Oscars y ganó otros 19 premios, entre ellos un AFI y 4 Satellite Awards. A pesar de que Jack Reacher 2 está basada en un libro, es sumamente pobre en cuanto a guión. Las partes llamativas no faltan y cuenta con una coreografía de peleas excelente, pero sin una buena trama que las sostenga. El trabajo de los actores no es espectacular, pero sí apropiado para un filme de este estilo y su desempeño en las peleas muestra gran entrenamiento y preparación. Cobie Smulders, conocida por su trabajo en Agents of S.H.I.E.L.D. (2013) y How I Met Your Mother (2005-2014) tiene muy buena química con Cruise frente a las cámaras, sobre todo en las secuencias humorísticas. Los acompaña Danika Yarosh, que tiene una corta pero prometedora carrera y protagonizó la serie de TV Heroes Reborn (2015). Su personaje no es más que un accesorio para el de Reacher, un indicador de lo escaso del guión, pero aún así hace un excelente trabajo.
Muchos hombres rudos y severos son protagonistas de producciones en Hollywood hoy. Tal vez esté en manos de Jack Reacher, Star Lord y Deadpool traer al frontman cómico de vuelta, para darle un poco de color y vivacidad a esa pantalla que franquicias como Taken y la saga de Bourne tiñeron de gris en los últimos años.