¡MUERE, SANDLER, MUERE!
Adam Sandler era un buen comediante y sus películas le alegraban el día a más de uno, con un sentido del humor completamente desatado pero que en el fondo escondía un buen corazón. En el pasado nos encontramos con sus buenísimas comedias (HAPPY GILMORE, LITTLE NICKY: EL HIJO DEL DIABLO, LA MEJOR DE MIS BODAS, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ), las buenas (BILLY MADISON: TONTO PERO NO TANTO, LA HERENCIA DEL SR. DEEDS, UN PAPÁ GENIAL, LOCOS DE IRA) y las pasables (GOLPE BAJO: EL JUEGO FINAL, NO TE METAS CON ZOHAN, CLICK: PERDIENDO EL CONTROL). Pero con el tiempo, la firma humorística de su productora Happy Madison se fue gastando hasta ahora, el momento más crítico de su carrera. Creímos que con SON COMO NIÑOS (GROWN UPS, 2010) y UNA ESPOSA DE MENTIRA (JUST GO WITH IT, 20111) - o tal vez antes, desde la flojísima pero con buenas intenciones YO LOS DECLARO MARIDO… Y LARRY (2007) - Sandler había tocado fondo. Pero al parecer podía seguir cavando su propia tumba. Uno de los últimos clavos usados para cerrar el cajón en el que la carrera de Sandler al fin debería descansar se llama JACK Y JILL (JACK & JILL, 2011), una película a la que ni siquiera podríamos catalogar como comedia, ya que de humor no tiene nada.
Jill (Sandler) es la insoportable hermana gemela de Jack (Sandler), un ejecutivo de publicidad de Los Ángeles. Durante la visita de ella para Acción de Gracias, una pelea de hermanos hará que Jill se quede unos días más para intentar reconectarse con él. Sin embargo, esto pondrá la vida de Jack de cabeza, quien ya tiene suficientes problemas intentando contratar a Al Pacino (¿?) para una publicidad de capuccinos (¡!). Pero cuando Pacino se enamore de Jill, la trama dará nuevamente un giro que llevará a la película a la mismísima mierda.
En el papel de Jack, Sandler cumple sin problemas ya que su personaje es él mismo o la nada misma: un vago que odia pero quiere a su hermana, nada más. Este solo le exige melosos momentos dramáticos o de ira que interpreta a regañadientes - lejos quedaron sus brillantes actuaciones en películas como EMBRIAGADO DE AMOR (2002), LA ESPERANZA VIVE EN MI (REIGN OVER ME, 2007) o la excelente HAZME REIR (FUNNY PEOPLE, 2009) -; y en el área de la comedia, le tocaron los peores "chistes". Porque aunque forma parte del título, Jack no es más que la excusa para mostrar a Jill, el imbancable personaje sobre cual girará la trama. Pero no esperen la gran cosa, ella es solo Sandler vestido de mujer, con una peluca y sin ninguna otra transformación de por medio (¡Un error fatal en este tipo de comedia, con hombres interpretando mujeres!). Se darán cuenta de esto cuando, en una escena, Jack se hace pasar por Jill poniéndose un vestido y una peluca ¡No hay diferencia alguna! Jill es solo el triste y vergonzoso intento de Sandler de hacer de mujer, con solo una voz aguda y gestos corporales demasiado estereotipados. Resumiendo, parece más bien un travesti. Así es como la idea general del film se desmorona ni bien aparece este personaje, y desde allí va cuesta abajo.
Del resto, Katie Holmes está solo para ser la cara bonita ya que graciosa no es ni intenta serlo. Y Pacino haciendo de Pacino… ¡¿en que estabas pensando, Pacino?! Su caso es simplemente triste. Exagerado, agresivo, loco, infumable, aquí es donde debería morir su carrera, y creo que él está consciente de eso. De hecho, en una escena mientras ve junto a Jack el comercial de capuccinos que filmaron, dice: “Quema esto… Esto no debe ser visto por nadie, jamás”. Si cuando filmaban la película, ambos estaban conscientes del desastre que estaban preparando y esta escena es solo un guiño a eso, entonces ni siquiera deberían haberla hecho. JACK Y JILL es eso: una película que nunca debería haber sido filmada. Me gustaría poder decirles que vayan a verla al menos para distenderse un rato, para reírse de los chistes asquerosos (mal usados o repetidos), del humor físico (que en pocas escenas funciona), de la química entre los dos hermanos (¿cuál química?), del (inservible) cameo de Johnny Depp o de la enseñanza “ama a tu familia a pesar de todo” (que nunca termina de expresarse correctamente), pero no puedo. JACK Y JILL es una malgaste de tiempo y plata tanto para los que la filmaron como para los que la van a ver ¿Se van a reír? Tal vez, pero será solo un reflejo involuntario.
A diferencia de las previas obras Sandlerianas, aquí hay personajes secundarios pero ninguno se destaca. Nick Swardson (el asistente) intenta e intenta pero no puede, mientras que el supuestamente famoso Eugenio Derbez (el jardinero) está tan colgado, forzado y patético como la historia de amor que comparte con Jill. De nuevo, nada. Este no es el Adam Sandler que conocíamos, sino uno que ya ni se esfuerza por buscar una buena idea o chiste novedoso, química entre sus personajes, una crítica hacia algo en particular o un tema o personajes queribles, con los que nos podemos sentir identificados. Aún hay vestigios de aquellas comedias - los amigotes de Sandler en el bar del final; la reaparición de Otto (el vagabundo cady de HAPPY GILMORE, interpretado por Allen Covert) -, pero nada salva a JACK Y JILL. Si el mundo fuese justo y la carrera de un comediante dependiera de la calidad de sus últimas películas y no la cantidad de entradas vendidas, aquí es donde moriría la productora Happy Madison. Pero el mundo no es justo. Después de todo, hay más gente entrando a ver esta bazofia que alguna otra cinta de calidad, mientras que Sandler ya tiene otro bodrio preparado para estrenar a mediados de año.