Insoportable por partida doble
Aparece Adam Sandler como un tipo antipático que espera la visita de su insoportable hermana. Enseguida, el mismo actor aparece como la susodicha hermana, de voz insoportable, modos insoportables, flatos insoportables, e insoportable permanencia en la casa de su hermano y en la pantalla. Para colmo, mal actuada. Nadie espera que Sandler alcance ni siquiera la mitad de la elaborada caracterización que hizo Steve Martin en la comedia «Hay una chica en mi cuerpo», pero aquí se pasa de vago.
En fin, esto, que daba para un esquicio televisivo de tres minutos en un programa de medianoche, se ha convertido en una improvisación cinematográfica de 94. Detalle doloroso, pese a tanta berretada, o precisamente gracias a ella, en EE.UU. la cinta recuperó la inversión en menos de un mes. Y eso que declara un presupuesto de 79 millones de dólares jurados ante el fisco.
De esos 79 millones, dos monedas de 25 centavos se habrán gastado en maquillaje. El resto, en publicidad y agasajos a las muchas figuras invitadas que aparecen en diversos cameos, todas representantes de la televisión y el deporte norteamericanos aquí prácticamente desconocidas, y, sorpresa, un extranjero: Santiago Segura, alias Torrente, que está a sus anchas pero un mínimo demasiado mínimo de tiempo. Otra sorpresa, en el reparto actúa nada menos que Al Pacino, que hace reír un poco actuando de Al Pacino. Ahí también se habrá ido buena parte del presupuesto, en la partida de póker que le habrán ganado para que acepte actuar, y en el cachet consiguiente. Ahora, pobre tipo, tan buen actor que es, lo único que falta es que las próximas generaciones lo registren solo como «el que aparece en una película de Adam Sandler».