Humor crudo y desprejuiciado
Jackass 3D será disfrutado en plenitud sólo por quienes gustan de los extremos
En esta tercera película (primera para salas 3D) basada en el popular programa de la cadena MTV, liderado por Johnny Knoxville, se mantiene y se amplifica el espíritu provocativo y la apuesta por un humor que incluye bromas muy pesadas, situaciones extremas y una buena dosis de escatología con una autoconsciente exaltación del mal gusto. Quedan advertidos, pues, los espíritus sensibles e impresionables, que muy probablemente se sentirán ofendidos e indignados ante la batería de excesos que ofrecen en pantalla estos viejos amigos que se niegan a abandonar su veta adolescente pese a que andan ya por entre los treinta y cuarenta años.
Describir en detalle cada uno de los segmentos (que duran entre unos pocos segundos hasta un par de minutos) puede resultar ingrato para el lector desprevenido y quitar parte del encanto para los fans de los Jackass. Sólo basta decir que hay una introducción a cargo de los personajes animados Beavis y Butthead -otros referentes de la incorrección política- y que luego esta pandilla integrada, entre otros, por enanos y obesos protagoniza situaciones peligrosas (pendulan por lo general entre la velocidad y la violencia) y otras que incluyen todo tipo de fluidos corporales (vómitos, sudor, excrementos) pasando por situaciones sadomasoquistas o chistes muy negros.
Con semejante descripción, no pocos se preguntarán por la calificación positiva de esta crítica, pero para quienes no se asusten (o incluso disfruten) de este humor físico (son herederos del mejor slapstick ), de esta apuesta lúdica, de esta reivindicación de la camaradería masculina, hay no poco ingenio y audacia en unos cuantos de los sketches y las pruebas (impagable el que los enfrenta con la potencia de la turbina de un avión) dignos de los más encumbrados dobles de riesgo ( stunts en la jerga del cine).
Este espectáculo, crudo y desprejuiciado como pocos (estos bufones heredaron el estilo de Los Tres Chiflados para luego potenciarlo hasta la exageración y hacerlo estallar por los aires), está destinado, por lo tanto, sólo a quienes se sientan atraídos por los extremos y no tengan miedo de confrontar con el ridículo. Los demás, mejor abstenerse.