Pocas ideas que se agotan
Extraída de un programa de MTV donde un grupo de freaks hace cualquier cosa para divertir a la audiencia, la película no consigue el mismo efecto y lo mejor está en el trailer.
El origen de Jackass: el abuelo sinvergüenza está en su título. La serie que se hizo famosa en MTV a principios de siglo y que luego devino en varias películas se extiende ahora en esta nueva producción. El abuelo sinvergüenza (un título local que parece más una película con Enrique Serrano o Luis Sandrini que una comedia de Jackass) es una ficción teñida con las constantes estéticas del grupo. Jeff Tremaine sigue en la dirección, Spike Jonze sigue figurando en la historia y Johnny Knoxville (caracterizado como el abuelo del título) en el rol protagónico.
La historia es la de Irving Zisman (Johnny Knoxville), un hombre de más de ochenta años que acaba de enviudar. Irving recibe la noticia de que debe llevar a su nieto a reencontrarse con el padre, después de que la madre del niño es notificada de que debe volver a la cárcel. El recorrido de esta especie de road movie dispersa le da por primera vez a la franquicia Jackass una forma narrativa tradicional.
Lo que al comienzo parece más o menos interesante y tiene cierta gracia, con el correr de los minutos se va volviendo cada vez menos gracioso, más repetitivo y mucho más forzado. La escatología y la violencia física de Jackass, la única parte de su humor que valía la pena, son dejados de lado acá por una serie de escenas construidas con cámara oculta. El humor de cámara oculta, posiblemente uno de los más pobres que la comedia haya encontrado jamás, tiene impronta de televisión y programa berreta. Una, dos, tres escenas con ese mecanismo, hecho con mucho esfuerzo, puede despertar una sonrisa en quien busque desesperadamente reírse con algo, pero durante más de una hora se vuelve muy molesto. Toda la supuesta transgresión de Jackass queda acá sepultada por la repetición y la pereza. Además, hay que soportar una supuesta línea seria dentro del relato, que de tan mala es complicado saber si es irónica o no. ¿Hay algún chiste bueno en esta seguidilla de bromas? Sí, hay dos o tres, y están todos en el trailer de la película. Lo más recomendable es ver eso y nada más. La proporción risa-tiempo es muchísimo más justa que la que ofrece el largometraje. Los títulos del final con backstage demuestran que mientras nosotros nos aburrimos, los que hicieron la película la pasaron muy bien. Es para envidiarlos.