Historia de un duelo
Ante todo hay que aclarar que "Jackie" no es una biopic de Jacqueline Kennedy Onassis. Y tampoco es un típico producto hollywoodense que busca redimir famosos o exaltar sus hazañas. La primera película hablada en inglés del director chileno Pablo Larraín se concentra en un período puntual: los días inmediatamente posteriores al asesinato de John F. Kennedy, cuando Jackie se convirtió en la viuda más famosa del planeta. Construida sobre una estructura de flashbacks y flashforwards, la película muestra el calvario que siguió al terrible asesinato: desde la primera dama duchándose y sacándose la sangre del cuerpo hasta la asunción de urgencia de Lyndon B. Johnson dentro de un avión, pasando por los entretelones de la preparación del funeral y el momento en que Jackie le comunica la noticia a sus pequeños hijos. Larraín muestra a una Jackie casi bipolar: a veces frágil y perdida, y otras veces caprichosa, autoritaria y ególatra. Pero en general su retrato es el de una mujer decidida más allá de la imagen de muñeca fashion de elite que ella misma construyó con esmero. Son varios los temas que el director analiza: la fragilidad del poder, la ambición de trascender, las puestas en escena de la política y los límites entre lo público y lo privado. Pero en ese afán Larraín se vuelve un tanto reiterativo y la película se torna densa y monótona. Aún así, "Jackie" tiene grandes momentos, sobre todo cuando el realizador chileno logra un prodigioso equilibrio entre lo desgarrador y lo delicado, lo profundo y lo banal. La elogiada actuación de Natalie Portman (fue nominada a un Oscar) se lleva todos los aplausos, aunque también es cierto que tiende a exagerar ciertos gestos y eso le juega en contra.