Jackie

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

Natalie Portman se pone en la piel de una de las mujeres más influyentes de los Estados Unidos.
El chileno Pablo Larraín (“Neruda”) irrumpe en Hollywood para contar una parte de la dolorosa historia norteamericana, esta vez, no desde el lado de la política o las conspiraciones, sino desde la perspectiva de la mujer que más sufrió el asesinato del presidente John F. Kennedy.

Este es el gran acierto del director, y del guionista Noah Oppenheim, que nos ponen en los zapatos de Jackie (Natalie Portman), su consternación, su dolor y la incertidumbre que le depara el futuro fuera de la Casa Blanca y su querido “Camelot”, ese pequeño imperio cultural que logró construir a su alrededor y representa, a su entender, su único legado.

El relato arranca una semana después de los terribles acontecimientos, con Jackie tratando de recopilar lo sucedido para un insistente periodista (Billy Crudup) desde su vivienda de Massachusetts. La viuda trata de mantener la compostura y las apariencias, pero a medida que avanza la entrevista no puede evitar exponer su lado más vulnerable.

Larraín no se desvía de los hechos históricos que ya conocemos, y reconstruye la época hasta el más milimétrico detalle. Las imágenes que recorrieron el mundo, acá, vuelven a cobrar vida desde la ficción con el único propósito de mostrarnos que detrás de estas grandes personalidades hay seres humanos con virtudes y defectos.

La narración va y vuelve en el tiempo, desde un opulento recorrido por los salones de la Casa Blanca, hasta las sangrientas calles de Dallas. Desde la angustia y el caos dentro del avión presidencial, hasta las avenidas de Washington DC donde se realiza la caravana previa al entierro.

A Jackie no le queda mucho de dónde aferrarse y lucha por conservar, aunque más no sea, su fe y el legado histórico de los Kennedy, mientras se debate entre la figura pública y la madre que debe proteger a sus hijos. La idea es interesante, pero Portman no llega a conmover completamente con su actuación. Nadie duda del compromiso de la actriz para representar a Jacqueline en su esplendor, pero ni ese marcado acento impostado logra hacernos olvidar que tras los trajecitos Chanel y los peinados elaborados se asoma la intérprete de “Star Wars” o “El Cisne Negro” (Black Swan, 2010). Portan no llega a diluirse en su personaje y cuesta mucho separar a una mujer de la otra.

“Jackie” no tiene mucho más para decir u ofrecer más allá de la anécdota y el recuento de un instante en la historia de los Estados Unidos, de esta mujer en particular, y de todos aquellos que la rodearon antes, durante y después de este momento. Imágenes bellas, un relato bien contado, una banda sonora que emociona, pero en general, una película que no logra conmover y ni sacudirnosa pesar de algunas de sus escenas. Hay demasiada pulcritud y, tanto la narración como la actuación de Portman terminan siendo tan frías como la Jackie que se presentó ante el mundo tras la trágica muerte de su esposo aquel 22 de noviembre de 1963.