Jackie

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Creíble Natalie Portman como Jackie Kennedy

Natalie Portman es quien debió haberse llevado el Oscar este año. No sólo hizo una completa representación de Jackeline Kennedy (la mirada, la voz, el modo de caminar), sino una intensa, trágica representación del dolor, la incertidumbre, el vacío de una mujer a quien le mataron el marido y debe afrontar todo de golpe, velatorio, entierro, incluso el cumpleaños del más chiquito, apenas tres días más tarde, y la mudanza inmediata del hogar. Y además el despecho, la bronca y pelea contra los que rápidamente ocupan el lugar del finado sin respetar del todo la obra que dejó.

Para entrar en su mente, Noah Oppenheim, periodista y libretista, se apoyó en un especial televisivo de 1961 muy inocente, un famoso reportaje a fondo de Theodore H. White para "Life", 1964, y las cartas de la viuda con varios sacerdotes, sintetizados en uno solo. Surge así un vaivén de cuatro días terribles, desde el asesinato de JFK hasta la despedida de la Casa Blanca. Algunas partes recrean anécdotas e imágenes que están grabadas desde 1963 en la mente de una generación. Otras partes nos dan a entender lo que pasó en privado. Vemos así la soledad de la mujer, su creciente fuerza de carácter, la conciencia de su rol, para imponer la altura y el legado de su esposo, y no aflojar a la vista de nadie. Y también vemos la paranoia de los funcionarios, deducimos las internas políticas. Tremenda, la escena en que recién al final del día se quita la ropa ensangrentada. O aquellas del pequeño y movedizo John-John, ignorante del drama. Y la del asesinato, que algunos consideran morbosa (deberían leer el informe aun más escalofriante del guardaespaldas Clint Hill).

Ambientación y vestuario son excelentes. También algunas caracterizaciones, no todas. Párrafo especial, el creativo montaje de Sebastián Sepúlveda y la música lacerada y lacerante de Mica Levi, dos soportes que el director Pablo Larrain aprovecha muy bien para causar angustia y extrañeza en el público. Pero ahí surge un problema: la distancia.

Otro detalle. En viejos tiempos, ella era una figura pública amada, prácticamente a la par de su marido. Amada, endiosada, envidiada, copiada (sus famosos trajecitos Chanel) y también compadecida, por la muerte de dos de sus pequeños y de su esposo. Pero ahora sólo es una mujer despreciada por gente que desconoce la historia. Son cosas que pasan.

Para interesados, vale la pena ver el documental "Años de relámpagos, día de redobles" (Bruce Herschensohn, 1965, narrado por Gregory Peck, o por César Montalbán en la versión doblada) y el más reciente drama "Parkland" (Peter Landesman, 2013), donde se revela otro punto de vista: el de la familia de Lee Harvey Oswald, enterrado sin acompañamiento alguno el mismo día que John F. Kennedy.