Coinciden en estrenarse dos trabajos documentales muy distintos entre sí, pero ambos de alta calidad. Uno, producido por dos empresas dedicadas al registro de obras artísticas en sociedad con los Museos Vaticanos, alimenta la admiración por el talento humano. El otro, producido por la empresa de Peter Jackson con el Museo Imperial de Guerra, de Londres, hace pensar en lo bueno, lo malo y lo imbécil del género humano, y estremece.
A “Michelangelo infinito” se le pueden reprochar defectos de estilo, una música enfática, textos recitativos, solemnes. Pero los reproches pierden peso frente a las imágenes bien registradas de las obras magnas del artista, los comentarios sapientes sobre historia, detalles y conceptos de cada una, y el uso ejemplar de los efectos visuales. A la cabeza del documental, Cosetta Lagani, libretista y productora, Emmanuelle Imbucci, director, Enrico Lo Verso como Michelangelo, e Ivano Marescotti como el arquitecto Giorgio Vasari, primer especialista en la historia del arte, primer biógrafo del artista, coetáneo suyo, y creador del término “Renacimiento”.
Los protagonistas de “Jamás llegarán a viejos”, en cambio, son anónimos. La mayoría, muchachitos ignorantes que creyeron que iban a la gran aventura de sus vidas, cuando en realidad iban a un espantoso matadero: la Primera Guerra Mundial. Jackson también usa ejemplarmente los efectos. No solo restaura imágenes fílmicas de aquella época. También las colorea, contrata lectores de labios para que sepamos lo que los soldaditos están diciendo, especialistas para hacer sonar las armas tal como sonaban en aquel entonces, y, lo más tocante, recupera los testimonios de viejos combatientes que el Museo grabó en los años 60. El resultado es impresionante.