La franquicia de Bourne, que con este último estreno llega a cinco películas, siempre fue vista como una actualización moderna de las aventuras del agente 007, pero pos atentados del 11 de septiembre. La industria de Hollywood buscó para este nuevo y conflictivo escenario mundial un espía que tenga características que se amoldaran a lo que sucedía en el mundo actual: más violencia y villanos creíbles. Así fue como en el año 2002 dieron con Jason Bourne, un personaje de ficción creado por el escritor Robert Ludlum para sus novelas de espionaje.
La última vez que el actor Matt Damon y el director Paul Greengrass se vieron las caras fue para "Bourne: El Ultimátum" (2007), pero ahora tomaron la decisión de regresar para darle un cierre definitivo a la exitosa franquicia de acción.
Si pensamos concretamente en el argumento de este nuevo capítulo, "Jason Bourne" (2016) no cumple con las altas expectativas de aquella primeras películas, sobre todo el debut del espía demenciado en "Identidad Desconocida" (2002). Igualmente, estamos ante un nuevo capítulo que revaloriza la saga y actualiza la temática hacia lo que podemos denominar como el espionaje virtual.
Jason Bourne en verdad es David Webb, un agente que se ofreció en el pasado como voluntario para un proyecto de Treadstone con el objetivo de crear una especia de supersoldados. En la actualidad, ya completamente alejado de todo rastro de su antigua identidad, se dedica a intentar ser un hombre común, siempre y cuando no regresen esos vagos recuerdos del agente que fue. Sumado a que la CIA aun lo sigo buscando para eliminarlo, ya que esta máquina asesina le costó 100 millones de dólares.
Ahora vuelve a la batalla, con memoria recuperada y la culpa que lo carcome por que hizo en el pasado, cuando Nicky Parsons (Julia Stiles) le pasa información sobre la creación del proyecto que le dio vida a todos sus males.
El objetivo es el villano Robert Dewey (Tommy Lee Jones), director de la Agencia de Inteligencia. De su lado se encuentra Heather Lee (Alicia Vikander), una joven que intentará traer de vuelta a Jason a sus filas.
Seguramente el binomio Damon-Greengrass es lo más rescatable de la película. Un gran actor dirigido por un estupendo director. Greengrass inserta de forma magistral a nuestro perturbado agente en medio de una trama acerca de los monopolios tecnológicos y los encubrimientos del gobierno. El guión dispone una furiosa crítica acerca del ciberterrorismo, la supervigilancia y todo lo que concierne a las redes libres.
De esta forma, luego de nueve años, Matt Damon vuelve a interpretar a su vengativo personaje bajo el pretexto de siempre: cine de acción, persecuciones de alto vuelo, enigmas y traiciones que dan como resultado un producto divertido y atrapante.