Esta es una cosa rara, algo así como ponerle música hip-hop y death metal a un largo poema místico de Francisco Luis Bernárdez y hacerlo recitar, cantar y bailar por gente que recita mal y canta y baila peor, tipo obrita escolar fallida, sin que nadie pueda decir con seguridad si la intención fue acercarnos al místico, tomarle el pelo, tomarnos el pelo, o sacar patente de vanguardista. Porque así ocurre con esta nueva obra del sobrevalorado Bruno Dumont, que "reelaboró" a su gusto dos preciosos Misterios Líricos de Charles Peguy: "Juana de Arco" y especialmente "El misterio de la Caridad de Juana de Arco".
Por supuesto, los pocos seguidores locales de Dumont pueden elogiarlo, adorarlo y defenderlo a gusto con las más diversas y hasta antagónicas explicaciones: que se burla de la religión, que es más religiosa que el Papa, que es una belleza sublime, que sus defectos son deliberados justamente "para evitar el camino de la perfección", etcétera. El resto del mundo puede ignorarlo, o, si no tiene más nada que hacer, puede darse por ofendido, empezando por los amantes de las comedias musicales y hasta de "Jesucristo Superstar", lectores de Peguy, que todavía los hay, etcétera. La mejor película del 2017, dice "Cahiers de Cinema" (buen motivo para no renovar la suscripción).